Se estrecha el cerco contra los medios independientes
CARACAS (De un enviado especial).- "¿Ves esto? Es nuestra biblia", dice el alcalde metropolitano de esta ciudad, Antonio Ledezma, mientras le muestra a LA NACION una copia de bolsillo, con tapa azul y letras amarillas, de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
"Abras donde la abras, no se cumple", afirma, y procede a demostrarlo. Al azar, sin mirar, marca con el dedo y, ni que lo hubiera preparado, le toca el artículo 178 que fija las competencias de cada municipio.
Justo a él, al que Hugo Chávez le quitó casi todas las facultades y se las pasó a una ministra nacional. "¿Has visto?", se lamenta, mientras le regala el librito a este enviado. "Quédatela", dice.
Por lo que pasó con él, pero también con el ex candidato a la presidencia por la oposición en 2006, luego alcalde de Maracaibo y hoy asilado político en Perú, Manuel Rosales, Ledezma dice que Venezuela padece hoy "una dictadura pura y dura", una afirmación que atenúan los observadores internacionales.
Como Mario Vargas Llosa, que dice que el país puede convertirse "en la segunda Cuba de América latina", pero que aún no lo es.
El "aún" podría evaporarse pronto, sin embargo. Dependerá de lo que ocurra con el único canal de televisión independiente que queda en Caracas, Globovisión, al que Chávez acusa de "conspirar" contra su gobierno.
"Las estatizaciones son medidas económicas que hacen daño, pero mientras no se conviertan en confiscaciones, es asunto propio de los venezolanos. Allá ellos. Distinto es en el caso de sus compromisos asumidos por el sistema interamericano", distingue el ex canciller mexicano Jorge Castañeda ante la consulta de LA NACION.
"Todo atropello a la libertad de expresión, de asociación, de derechos electorales, la persecución a líderes de la oposición va en contra de sus obligaciones hemisféricas asumidas de derechos humanos y de la Carta Interamericana", agrega.
Pronóstico pesimista
El pronóstico dista de ser alentador. Anteayer, Chávez le reclamó por televisión al jefe de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, Diosdado Cabello, que se encargara de cerrarlo. Si no lo hace él, lo hará el Tribunal Supremo de Justicia.
"¡Me importa un comino lo que diga el mundo! Diosdado Cabello, estoy esperando. Cumplan con su deber que para eso están allí y si no renuncien y que alguien con coraje asuma -vociferó desde su Aló Presidente -. O se encargan ustedes o lo haré yo, como he tenido que hacerlo otras veces en el pasado."
No hizo falta que dijera algo más. Menos aún cuando esta semana se cumplieron dos años del cierre del medio independiente Radio Caracas Televisión (RCTV), apoyado en un vericueto legal: vencía su licencia y, hastiado de las críticas que recibía, no se la renovó.
Inquietud de la ONU
La ofensiva hoy contra Globovisión es, sin embargo, más cruda. Generó ya un comunicado conjunto de las relatorías sobre la libertad de expresión de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de los Estados Americanos (OEA), lo que enfureció aún más al líder venezolano.
"Mafioso", calificó al dueño del canal, Guillermo Zuloaga, mientras fiscales investigan al empresario por operaciones con sus concesionarios de autos.
"El gobierno no está dispuesto a convivir con los medios independientes y está perfeccionando los métodos con los que los restringe -detalla a LA NACION el académico y referente en el país de Reporteros sin Fronteras, Andrés Cañizález-. Lleva adelante una «guerra de baja intensidad» con medidas como impedirles asistir a las conferencias de prensa, vedarles la publicidad oficial o investigar al dueño de Globovisión."
"La premisa es aplicar mano dura porque Chávez no quiere que se refleje el descontento social -agregó-. Como en [la región de] Guayana, donde todos los días hay protestas, cortes de calles, pero no se informa."
Cañizález cree que el futuro es incierto. "Dependerá de la situación política y de la resistencia de los propios medios", dice, aunque vislumbra "cierres temporarios, por 72 horas, en el caso de Globovisión".
O más presión sobre los anunciantes y los periodistas. Tal es el caso del diario El Universal , cuyos ingresos por publicidad se reducen con las estatizaciones que anuncia Chávez.
En manos del gobierno, las empresas dejan de promoverse en sus páginas.
Y a todo esto, Nelson Bocaranda, uno de los mejores y más reconocidos periodistas políticos del país, hoy sólo puede moverse con custodia y auto blindado.
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