Cuando faltan 11 días para la segunda vuelta electoral. Se recalienta la campaña en Chile
Cruce de acusaciones entre Bachelet y Piñera; Lagos calificó al candidato derechista de demagogo
SANTIAGO, Chile.- Cuando faltan sólo once días para la segunda vuelta electoral de la que saldrá elegido un nuevo presidente para Chile, los ánimos entre los dos candidatos se encuentran caldeados y se entrecruzan ofensas y acusaciones -en las que no ahorran descalificaciones para el rival- desusadas para un medio político tan formal como el chileno.
A la polémica también se sumó el presidente Ricardo Lagos, que no escatima esfuerzos en apoyar a la candidata oficialista, Michelle Bachelet.
Lagos acusó al candidato derechista, Sebastián Piñera, de estar actuando con demagogia por apoyar la demanda de 28.000 mineros que trabajan como contratistas para los yacimientos de cobre estatales y exigen un bono equivalente a casi 1000 dólares como extra por el alto precio internacional del mineral.
También Bachelet le disparó a Piñera con munición gruesa y recriminó los altos costos de la campaña del empresario. Piñera respondió que su contendiente (Bachelet) "es tuerta", ya que sólo ve la profusa propaganda que él ha desplegado y no la propia, que según el empresario sería también cuantiosa.
El candidato derechista aseguró también que Bachelet no tiene condiciones para gobernar y atacó a la que podría convertirse en la primera presidenta de Chile por ser agnóstica, mientras él se considera representante del humanismo cristiano.
La candidata de la coalición de cuatro partidos de centro y de izquierda -en el poder desde 1990- reiteró ayer que no responderá las descalificaciones de su adversario y que en el debate que esta noche sostendrán por televisión (a las 22 hora argentina), el único previo al ballottage del 15 del actual, no utilizará el recurso de las acusaciones personales.
"Si alguien espera que esto sea una lucha de boxeadores, yo no me presto para eso", dijo la candidata socialista, que busca no poner en peligro la ventaja que obtuvo en la primera vuelta, el 11 de diciembre.
Débil, pero ganadora
Aunque para muchos analistas Bachelet se mostró débil frente a sus rivales en algunos debates previos, las encuestas posteriores siempre la dieron como vencedora, por lo que es poco probable que el intercambio televisivo haga cambiar de opinión a los chilenos.
Bachelet, acompañada de lo más granado del oficialismo -entre otros, por los ex presidentes Patricio Aylwin y Eduardo Frei-, se reunió con el titular de la Conferencia Episcopal, Alejandro Goic, que aprovechó para exigir que se generara un clima de respeto entre los candidatos presidenciales.
El gobierno no termina de admitir que un eventual triunfo de Piñera sería un fracaso para la coalición oficialista que ha gobernado desde la restauración de la democracia, en 1990. Según el vocero presidencial, Osvaldo Puccio, "en términos de libertades públicas y de valores, el Chile de Piñera sería un país en el que sectores menos tolerantes, más integristas y más autoritarios tendrían preponderancia".
La derecha, por su parte, sostiene que el triunfo de Bachelet representaría la llegada al gobierno de los sectores duros de la izquierda, que impondrían sus posiciones.
El senador Hernán Larraín, de la ultraconservadora Unión Demócrata Independiente (UDI), planteó que con Bachelet se dejaría atrás el período de acuerdos, durante el cual la derecha -desde el retorno a la democracia en 1990- ejerce un poder de veto de las reformas, lo que obliga al oficialismo a negociar.
En el plano de las propuestas, Piñera, uno de los propietarios de la aerolínea Lan, entregó ayer su plataforma de gobierno para sus primeros 120 días en el poder.
Son 120 planes, uno por día, con los cuales piensa combatir el desempleo, la delincuencia y otorgará beneficios, como la jubilación para las amas de casa, que el gobierno se esfuerza en señalar a los votantes como la prueba de la demagogia del candidato derechista.
Mientras tanto, Bachelet difundió la semana pasada 36 medidas que implementaría en sus primeros 100 días.