Señales positivas para Kirchner
La Paz se suma al gasoducto regional
LA PAZ.– Pareció una advertencia. Pero en el palco de los invitados especiales, Néstor Kirchner lo leyó como una señal positiva. Evo Morales promediaba su primer discurso como presidente de Bolivia cuando pidió que la Argentina, Venezuela y Brasil no dejaran a su país fuera del proyecto de un gasoducto para unir América del Sur.
“Señores presidentes, no nos excluyan de una red energética regional”, dijo Morales. Un rato después, a punto de subir al Tango 01, el ministro de Planificación, Julio De Vido, explicó cómo había caído el comentario: “Era lo que esperábamos. El Gobierno quiere a Bolivia en esta alianza, pero no podíamos imponérselo”.
Kirchner y Morales ni se cruzaron durante la ceremonia de asunción en el Palacio del Congreso. Tampoco hubo un segundo para hablar de la conflictiva negociación por las exportaciones de gas boliviano a la Argentina.
Pero la referencia del nuevo líder boliviano acerca de sumarse a una eventual red energética sudamericana fue el dato más significativo que se llevó la comitiva argentina de las cuatro horas que pasó aquí.
Kirchner se había reunido el jueves pasado en Brasilia con sus colegas Luiz Inacio Lula da Silva (Brasil) y Hugo Chávez (Venezuela) para impulsar la idea del gasoducto de 8000 kilómetros para llevar energía desde el Caribe hasta la Patagonia.
En Bolivia la noticia causó alarma: Brasil y la Argentina son los únicos compradores de gas, su principal recurso de exportación. ¿Se trama un plan para abastecerse sin Bolivia?, se preguntaban analistas locales. Incluso se interpretó como una respuesta a la intención de Morales de aumentar el precio que les cobra a sus vecinos por el gas. "Para nosotros es fundamental que Bolivia participe de un eje energético", ratificó ayer De Vido. Añadió que hay una línea de transporte de energía que une Santa Cruz de la Sierra con Río de Janeiro que podría conectarse al megaproyecto, tasado en 20.000 millones de dólares.
Un rato antes, Chávez había enviado un mensaje a Morales. "No creo que pudiera existir el gasoducto del Sur sin Bolivia. Nadie quiere excluirlos", dijo.
Para el gobierno de Kirchner, contar con Morales como socio en materia energética resulta decisivo como forma de garantizar el suministro que necesita la industria local si quiere mantener un crecimiento sostenido.
Pese a las especulaciones previas, el formato de la visita presidencial a La Paz impidió cualquier contacto bilateral para abrir la negociación por el gas.
"No hay nada. Hay que esperar a que se conforme aquí el gobierno", dijo el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. En realidad, poco podía haberse avanzado: Kirchner llegó a la hora de la jura presidencial y se fue apenas terminó el discurso de investidura. A los únicos bolivianos que saludó fue a algunos vecinos que se juntaron en la plaza Murillo para seguir lo más cerca posible la asunción.
Morales, hasta ahora, prometió aumentar el flujo de energía hacia sus vecinos, pero también advirtió que quiere cobrar un precio más cercano al del mercado internacional. Eso podría implicar una suba de hasta el 60 por ciento. En la Casa Rosada dicen que no hay preocupación: los aumentos podrían acordarse como parte de una alianza comercial mayor.
Algo de eso hablaron Kirchner y Morales la semana pasada en la Casa Rosada. Apenas un sobrevuelo, en realidad. Pronto puede haber otra oportunidad. El embajador argentino Horacio Macedo informó ayer que existen gestiones para una reunión bilateral en febrero, en la frontera La Quiaca-Villazón.
Morales transmitió al Gobierno que la Argentina será uno de sus primeros destinos como presidente. Entre los planes en discusión figura la firma de convenios de salud, de educación y de colaboración técnica para los municipios agrícolas del sur boliviano. El acuerdo implicaría un canje de tractores y productos industriales por envíos de hidrocarburos.
La medida de la amistad
"Pronto estaremos allá para firmar algunos convenios", dijo Morales en su discurso, una de las tres veces en que se refirió a Kirchner. Sugirió que esperaba ayuda argentina para completar el asfalto de la ruta de La Quiaca a Potosí.
Fueron apenas pinceladas que anticipan por qué carriles podría avanzar la relación bilateral con el nuevo gobierno socialista. Aunque de uno y otro lado intentan minimizarlo, el movimiento de gas dará la medida de la amistad entre Kirchner y Morales.
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