Sorpresa e indignación entre los jubilados
ATENAS.- El "corralito" que entró en vigor ayer en Grecia asestó ya en su primer día un fuerte revés a los jubilados, que, por problemas logísticos, no pudieron cobrar su pensión, pese a estar excluidos de las restricciones bancarias.
En la sede del Banco Nacional de Grecia, en el centro de Atenas, varios pensionistas se vieron sorprendidos por la noticia de que, en contra de lo que habían escuchado, todavía no podían retirar su dinero. "Hasta las 17 no sabremos qué sucursales abrirán", les informaba un empleado que intentaba tranquilizar a los jubilados.
En otras ciudades del país reinaba el mismo caos. "Llegué acá a las 4 porque necesito mi pensión", dijo Anastasios Gevelidis, de 74 años, una de las decenas de personas que esperaban fuera de la sucursal del Banco Nacional de Tesalónica, la segunda ciudad del país.
El "corralito" impuesto por el gobierno izquierdista de Alexis Tsipras excluye a los pensionistas de las restricciones y contempla la apertura de una serie de sucursales dedicadas exclusivamente a tramitar ese pago.
Ayer era el día en que en principio debían cobrar todos los jubilados que perciben las pensiones de la seguridad social. Hoy sería el turno de las cajas de autónomos y agricultores. "Yo no llevo ya dinero y no tengo más que una libreta, no tengo tarjeta", se quejó una señora.
Las limitaciones decretadas por el gobierno de Syriza son draconianas para las operaciones en efectivo, ya que limitan a 60 euros diarios el retiro de cajeros automáticos, y tan sólo mantienen ilimitados los pagos con tarjetas de débito y crédito y las transferencias nacionales a través de Internet.
El uso de tarjeta no está tan extendido en Grecia como en otros países de la Unión Europea (UE). "Mi abuela desde luego no tiene tarjeta", dijo un taxista, y explicó que muchos negocios no disponen de posnets, por lo que pocos usan esa forma de pago.
La situación en los comercios, en cambio, era de aparente normalidad, dentro de lo que significa eso en Grecia, donde la crisis ha golpeado a todos los comerciantes. Karina, que trabaja en un local de accesorios para mujeres, opinó que el turismo podría convertirse en estos momentos en un importante sostén para capear el negocio durante los próximos días.
"Esta zona, afortunadamente, es muy turística, y esperamos que los turistas, a quienes no los afecta el «corralito», puedan ayudarnos a salvar la situación durante estos días", dijo Karina.
En el mercado central de Atenas, los vendedores veían la situación con pesimismo, al considerar que las restricciones de efectivo "sólo empeoran una situación que ya lleva tiempo siendo muy mala", como señaló Aiar, un albanés que vive y trabaja desde hace más de 20 años en Grecia.
Pese a creer que las restricciones bancarias asestan un golpe adicional a la economía y posiblemente llevarán a un mayor desempleo, Aiar no culpa al gobierno de Tsipras de la situación. A su juicio, la situación del país ya era pésima antes del "corralito", por lo que la única solución a largo plazo que él considera "es salir de la eurozona".
Agencias AP y EFE
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