El gobierno de Chile, en problemas: divisiones en la coalición de gobierno. Tensión y violencia durante la mayor protesta sindical contra Bachelet
Hubo por lo menos 400 detenidos y decenas de heridos en una marcha contra la política económica
SANTIAGO, Chile.- El gobierno de la presidenta socialista Michelle Bachelet enfrentó ayer una masiva protesta sindical, la mayor desde su asunción, que terminó con por lo menos 400 detenidos y decenas de heridos, entre ellos, un senador.
La jornada de huelga y movilizaciones fue convocada por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la mayor del país, para manifestar el descontento con las políticas económicas gubernamentales, consideradas "neoliberales". Y que la CUT, presidida por un socialista como Bachelet, plantea reformar. En una señal de los crecientes desafíos que enfrenta la mandataria socialista, también participaron sectores izquierdistas de la coalición del gobierno, que la acusan de incumplir su promesa de disminuir la desigualdad social en Chile.
Las marchas, en las que hubo bombas incendiarias, gases lacrimógenos y piedras, fueron encabezadas por los dirigentes sindicales. Participaron también trabajadores y estudiantes que chocaron en distintos puntos de la capital con la policía. En varias otras ciudades, como Valparaíso, Concepción y Rancagua, hubo hechos similares.
Al realizar un balance de la protesta, Arturo Martínez, el jefe de la CUT, afirmó que fue "una jornada limpia" por parte de los trabajadores y acusó a la policía de haber atacado a mansalva. "Esto significa que hemos iniciado un proceso interesante para cambiar las cosas", agregó, en alusión a las marchas para exigir mejoras laborales, cambios en el modelo económico y la renuncia del ministro de Hacienda, Andrés Velasco. El sindicalista deslindó responsabilidad en los desmanes que, se temía, podrían producirse durante la noche.
Cada vez más presionada, Bachelet hizo un llamado a la calma y pidió un diálogo, aunque también formuló una advertencia. "En democracia y en mi gobierno los trabajadores podrán siempre expresar pacíficamente sus demandas y defender sus derechos. Pero, eso sí, hay un límite", dijo. "Se requiere de diálogo y no de presiones. De acuerdos y no de violencia, porque la democracia no requiere de desorden ni de violencia. Hay espacio en la democracia para expresarse pacíficamente", añadió.
Desde la madrugada, varios grupos habían iniciado la protesta bloqueando avenidas y colocando barricadas en diversos suburbios, antes de ser rápidamente dispersados por la policía, que desplegó a unos 1000 efectivos y empleó los camiones lanzagases e hidrantes.
Más tarde, unos 4000 manifestantes trataron de marchar por la avenida Bernardo O Higgins, en abierto desafío a una prohibición del gobierno. Durante una de las protestas, el senador socialista Arturo Navarro fue golpeado en la cabeza por un policía, en una agresión registrada por la televisión.
La acción contra Navarro, un combativo legislador, pareció deliberada. Y, para peor, cuando era conducido a un hospital, un carro hidrante se ensañó lanzándole chorros. Navarro anunció acciones judiciales y su partido pidió sanciones contra el policía. Un jefe policial se disculpó con el legislador.
También fue agredido por la policía el poeta y premio nacional de literatura Raúl Zurita, un reconocido intelectual cercano al oficialismo, que ha sido agregado cultural de los gobiernos de la Concertación.
Entre los heridos también había algunos periodistas, en tanto que dos policías fueron heridos por una bomba incendiaria cuando, por la tarde, los enfrentamientos se trasladaron a las inmediaciones del Palacio de La Moneda.
Pese al optimismo de los sindicatos, que anunciaron que adhirieron 18 gremios, entre ellos el de los profesores, estudiantes, empleados públicos y choferes del transporte público, el gobierno afirmó anoche que la jornada de protesta no tuvo gran acatamiento.
El subsecretario del Interior, Felipe Harboe, dijo que se registró un 85 por ciento de asistencia laboral y que hubo normalidad en el transporte. Pero los empleados públicos concurrieron a sus lugares de trabajo y luego se retiraron.
Por la noche, la intendenta de Santiago, Adriana Delpiano, dijo que había prevalecido la normalidad en las actividades laborales, estudiantiles y el transporte.
Sin embargo, a media tarde, mientras en algunos puntos céntricos continuaban las escaramuzas entre los manifestantes y la policía, el comercio comenzó a cerrar y el transporte público, a escasear.
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