Testimonios escalofriantes de chicos migrantes detenidos en Estados Unidos
Organizaciones sociales denunciaron al gobierno de Donald Trump por "irregularidades en el trato" que recibieron familias migrantes en general y los niños de esas familias en particular: denunciaron "abusos, menosprecio y malas condiciones" en centros de detención en los que cientos de chicos pasaron los primeros días tras ser arrestados en la frontera entre Estados Unidos y México.
Estas organizaciones entrevistaron durante el mes de junio y a principios de julio a 200 niños "indocumentados" en custodia e incluyeron esas declaraciones en la demanda presentada en un tribunal de California. "Saturación de celdas alambradas, agua y alimentos en mal estado, frío extremo, y vejaciones y amenazas" fueron las irregularidades denunciadas, según publicó el diario El País de España.
Peter Schey, abogado del Centro de Derechos Humanos y Ley Constitucional, una de las organizaciones demandantes, aseguró que la mayoría de las 200 declaraciones son "chocantes y atroces".
La demanda apuntó a que la administración de Trump incumplió un fallo de 1997, conocido como el Acuerdo Flores, que dictaminó que un menor -solo o con sus padres- no puede estar detenido más de 20 días y que debe tener cubiertas sus necesidades básicas, como agua, comida o atención médica cuando esté en custodia.
Ángel, un niño mexicano de 13 años, habló de "pesadilla". En la "perrera", como llamó al centro de detención en McAllen, Texas, fue separado de su madre, con quien había entrado a Estados Unidos. En mayo estuvo seis días en una celda con otros niños. Los guardas de seguridad les dijeron que tenían que acomodarse en la zona más fría de la celda, debajo del aire acondicionado, por ser mexicanos. "Cada día, los guardas decían a los niños en mi celda que iban a ser adoptados y que nunca más verían a sus padres", contó Ángel. También reveló que los despertaban en medio de la noche y que los agitaban con fuerza si no lo hacían. Ángel fue reunificado con su madre y ambos fueron excarcelados tras un mes de detención en otro complejo, según publicó El País.
Daise, una mujer hondureña de 38 años, viajó a Estados Unidos con su hija de 16 años. El 21 de junio fueron trasladadas desde la frontera hasta el centro de detención de McAllen. "Nos dieron comida, pero estaba congelada y no apta para comer. Olía tan mal que decidimos seguir con hambre en vez de comer", contó. Les dieron una manta porque hacía frío, pero no tenían colchón.
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