Tsipras se acerca a Putin e inquieta a Europa
El nuevo premier griego, muy allegado al Kremlin, se pronunció contra las sanciones a Rusia
PARÍS.- Alexis Tsipras se declara contra la austeridad, contra Alemania, contra el gobierno ucraniano y, sobre todo, contra nuevas sanciones de la Unión Europea (UE) a Rusia. Con creciente inquietud, los dirigentes europeos se preguntan si el nuevo primer ministro griego de ultraizquierda no terminará por transformarse en el "caballo de Troya" de Vladimir Putin.
En todo caso, el flamante gobierno griego multiplicó en las últimas horas las declaraciones prorrusas, al punto de oponerse, el martes, a la adopción de nuevas sanciones de la UE contra Moscú, tras el sangriento bombardeo de Mariupol, en Ucrania.
"Estamos contra el embargo impuesto a Rusia", lanzó al día siguiente Panagiotis Lafazanis, ministro de Energía griego. Enseguida informó que "no hay divergencias entre su país y los rusos".
En realidad, lo que motivó la negativa del gobierno griego no fueron las sanciones en sí mismas, sino el hecho de no haber sido debidamente consultado con anterioridad, según explicó ayer el flamante ministro de Relaciones Exteriores, Nikos Kotzias.
Pero no hizo falta mucho más para que numerosos diplomáticos europeos advirtieran que la Grecia de Syriza, el partido de Tsipras, se ha convertido en "la avanzada" de Rusia en Europa.
"Putin es el gran ganador de las elecciones griegas", afirma el sitio estadounidense Foreign Policy.
Para ciertos analistas, el acercamiento entre Atenas y Moscú es lógico. La extrema izquierda griega habría conservado una cierta debilidad por el Kremlin desde la época soviética. Los Griegos Independientes, el partido nacionalista aliado a Syriza para formar gobierno, estiman que Grecia comparte con la Rusia de Putin valores culturales, fundados en la herencia ortodoxa cristiana de ambos países.
El primer diplomático que recibió Alexis Tsipras tras la victoria fue el embajador ruso en Atenas, que entregó al campeón de la izquierda radical griega una carta personal de felicitaciones de Vladimir Putin. Los europeos tampoco olvidan que el año pasado, durante su gira como candidato a presidente de la Comisión Europea, Tsipras visitó en mayo Moscú, donde denunció "la presencia de neonazis en [el gobierno de] Kiev" -el mensaje oficial de los prorrusos de Ucrania y de Moscú-, y denunció las sanciones contra el Kremlin.
En las últimas semanas, Moscú no se privó de enviar aliento y buenas señales a Syriza. Nikolai Fiodorov, ministro de Agricultura ruso, declaró el 16 de enero que su país estaba dispuesto a ayudar a Grecia económicamente si sus problemas de deuda pública la obligaban a dejar la zona euro. Lo mismo dijo anteayer el ministro de Finanzas, Anton Siluanov.
"Es obvio que Syriza estaría interesado en hallar caminos alternativos que podrían pasar por Moscú, para obtener una liquidez suplementaria", analiza Theocharis Grigoriadis, profesor de Economía en la Universidad Libre de Berlín. No obstante, ese especialista en relaciones económicas ruso-griegas piensa que el acercamiento no pasará a mayores.
Para él, nada permite asegurar que Grecia esté decidida a transformarse en el ojo de Moscú en Bruselas. A juicio de Grigoriadis, las gesticulaciones prorrusas de los miembros del nuevo gobierno griego responden "más a la retórica que a otra cosa".
Ese acercamiento debería interpretarse en el marco de las próximas negociaciones sobre la deuda griega. "Tsipras quiere servirse de esa gesticulación para hacer presión sobre el resto de los miembros de la UE", analiza Angelos Chryssogelos, especialistas de partidos populistas en la irlandesa Universidad de Limerick. Una forma de decir que, si Bruselas no cede en el terreno de los reembolsos, Atenas podría obstruir en otras cuestiones sensibles.
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