Turquía anunció que liberará a 1500 jihadistas con ciudadanía europea
PARÍS.- ¿Chantaje, provocación o desafío? Turquía anunció hoy que comenzará a devolver a los países europeos los 1500 jihadistas deEstado Islámico (EI) que tiene detenidos en sus cárceles.
Así lo afirmó el ministro turco del Interior, Suleimán Soylu, sin precisar ni las modalidades ni los países concernidos por esa operación.
"No hay necesidad de agitarse. Les enviaremos los combatientes de EI. Son de ustedes. Hagan con ellos lo que quieran", ironizó Soylu.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan , había declarado el miércoles que más de 1150 miembros de esa organización terrorista se encuentran actualmente en las prisiones de su país. Su gobierno solicita regularmente a los países europeos -y con escaso éxito- que se hagan cargo de esos ciudadanos que combatieron en las filas de EI en Siria.
Los responsables europeos son, en efecto, muy poco permeables a la idea de repatriar esos terroristas que consideran bombas de tiempo por el peligro que representan en el territorio nacional, y también por el alto costo político que significaría ese regreso para sus gobiernos. Los países occidentales hacen ingentes esfuerzos para que esos jihadistas permanezcan donde están: en I rak , con los kurdos o en Turquía.
Los especialistas ignoraban este viernes de cuáles jihadistas hablaba Turquía: ¿se refiere a los que capturó durante su reciente ofensiva en el Kurdistán sirio? ¿O de aquellos que detuvo en su propio territorio durante todo el periodo de la guerra siria?
Tampoco es seguro que Ankara ponga su amenaza en ejecución. Erdogan necesita esos terroristas, que pueden servirle como medio de presión. Hasta ahora, el presidente turco utilizó principalmente los 3,6 millones de refugiados que aceptó en su territorio, amenazando cada vez que hubo tensiones con dejarlos entrar a Europa. La posibilidad de deportar a los jihadistas extranjeros que retiene en Turquía, constituye otro medio de presión.
La primera razón de ese chantaje es que Europa, y sobre todo Francia , apoyan militar, financiera y diplomáticamente a las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), consideradas como un movimiento terrorista por Turquía. Ese punto es fundamental para comprender la situación actual.
"También podría tratarse de una respuesta a los severos propósitos vertidos ayer por el presidente Emmanuel Macron sobre la OTAN", reflexiona Adel Bakawan, investigador del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI).
Cuando el mandatario francés se preguntó si la Organización Atlántica servía todavía para algo, explicó, en efecto, que Turquía -que es uno de sus miembros- lleva a cabo "una agresión" en "una zona donde nuestros intereses están en juego".
"Esa declaración irritó profundamente a Erdogan, ya que los intereses de los que habla Macron se refieren precisamente a las FDS. Eso basta para justificar la amenaza lanzada este viernes por el presidente turco", agrega Bakawan.
Durante mucho tiempo, los servicios de inteligencia occidentales acusaron a Erdogan de dejar a los jihadistas atravesar sus fronteras para combatir en Siria desde que comenzó el conflicto en 2011. Turquía se incorporó finalmente a la coalición antiterrorista en 2015, después de ser víctima de varios atentados de EI en su propio territorio.
Ankara fue acusada por Europa de olvidar esos compromisos en últimas semanas, después que decidió lanzar, el 9 de octubre, una ofensiva contra la milicia kurda de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), punta de lanza del combate contra la organización islamista y aliadas de los países occidentales.
En un intento por desvirtuar esas acusaciones, Erdogan anunció el miércoles que su país había capturado a la esposa de Abu Bakr Al-Baghdadi, el "califa" de EI, muerto por un comando norteamericano a fines de octubre.
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