La guerra contra el terrorismo: advertencia de la oposición. Ultimátum de tres días para los talibanes
La Alianza del Norte advirtió que deben rendirse antes del sábado en Kunduz, su bastión en el Norte, o habrá una masacre
TALOQAN, Afganistán.- "Tiré mi turbante a la basura. Pensábamos que estábamos defendiendo Afganistán, pero nos equivocamos." Mohammed Amiz, uno de los más de 1000 talibanes de Kunduz que decidieron rendirse y cambiarse de bando, ahora viste un pakool , el típico gorro de lana marrón de los mujahiddines.
"Los mujahiddines me lo regalaron esta mañana, cuando llegamos desde Kunduz", cuenta entusiasmado, confirmando que en esta tierra cruzar la línea del frente y pasarse del lado del enemigo es tan normal como tener una Kalashnikov.
Con la barba larga tipo talibán aún en pie, Mohammed estuvo entre los seguidores del mullah Omar "locales" que cambiaron de camiseta y que ayer fueron presentados en sociedad por el general Daud.
Este comandante al frente de la ofensiva contra el último bastión talibán los mostró como un trofeo en una larga conferencia de prensa en la que dio una suerte de ultimátum: si antes del sábado los talibanes extranjeros -entre los cuales miembros de Al-Qaeda- no se rinden, los mujahiddines usarán la fuerza, y probablemente habrá una masacre.
Como todos los combatientes antitalibanes con un look parecido al asesinado Ahmed Shah Massud, el llorado "León del Panjshir", Daud habló con la prensa en el patio del cuartel general de la Alianza del Norte de esta ciudad recientemente liberada, y comenzó con estas palabras: "En el nombre de Alá".
Vestido con el uniforme mimetizado, una camisa beige impecable, y por supuesto el pakool, Daud confirmó que hay negociaciones en curso para que los talibanes "locales", es decir los buenos, pasen a engrosar las filas de la ahora victoriosa Alianza del Norte, y anunció que las conversaciones de los últimos días fueron muy exitosas porque "más de 1000 capitularon".
Aunque parezca extraño -hay muchas cosas raras en esta guerra-, los talibanes que decidieron desertar llegaron a Taloqan en ocho camiones con todo su armamento y prometieron luchar en la primera línea del inminente último asalto a su ex bastión. También cuando la Alianza del Norte reconquistó Mazar-e-Sharif, una victoria clave que dio pie a una suerte de efecto dominó en todo el país, se debió a una masiva deserción de los talibanes afganos, que se cambiaron de bando en virtud de una amnistía proclamada en favor de ellos por el gobierno de Rabbani.
Deserciones
"De los talibanes de Kunduz, antes el 60% eran locales y el 40% extranjeros -dijo Daud-, y les puedo asegurar que ahora más del 30% de los locales se separaron para unirse a nosotros, algo que es un gran resultado."
El general, sin embargo, admitió no ser nada optimista en cuanto a una posible rendición de los extranjeros, unos 10.000, entre los cuales hay por lo menos mil de Al-Qaeda, la red terrorista del multimillonario saudita Osama ben Laden, según dijo.
"No tuve ningún contacto con ellos, y tengo información que indica que ellos no quieren saber nada", afirmó. Al detallar que calculaba la presencia de entre 2000 y 3000 uzbekos, mil árabes, entre 4000 y 5000 paquistaníes, y más de mil chechenos, chinos y birmanos en Kunduz, dejó en claro que para estos "criminales" no habrá un tratamiento similar al brindado a los "locales", que obtuvieron la gracia, sino que su destino será la prisión o la muerte.
Como había anticipado esta enviada, Daud confirmó que los "terroristas" ejecutaron en los últimos días a "más de 570 personas que querían contactarse para rendirse". Todos ellos eran de etnia pashtún -la mayoritaria en Afganistán, y la de los talibanes-, especificó, aunque "en el Estado islámico de Afganistán las nacionalidades no importan", subrayó.
Mientras el rugido de los B-52 hacía de telón de fondo -señal de que los aviones norteamericanos siguen con sus intensos bombardeos sobre Kunduz-, consultado por LA NACION acerca de si la lluvia de bombas continuará pese a las tratativas en curso, el general contestó: "Los bombardeos de Estados Unidos no dependen de nosotros".
Sin confirmar el número exacto de víctimas, también admitió que estos bombardeos habían provocado la muerte de civiles en la zona, así como la huida en masa de cientos de civiles aterrados.
Contacto directo
Daud, que contó que las negociaciones para la rendición se llevan a cabo mediante conversaciones por teléfono satelital y por "contactos directos entre nuestra línea del frente y la de los talibanes", aseguró que Estados Unidos no participa de estas tratativas, cuyo objetivo es "evitar un baño de sangre en Afganistán".
En cuanto al núcleo duro de los " foreigners " (extranjeros), reveló que entre ellos no sólo hay "algunas tropas de Ben Laden", sino también el comandante Khattab, el famoso líder checheno, y varios hijos de "célebres mullah paquistaníes".
"Ellos pretenden llegar hasta Kandahar en forma segura, pero esto es imposible", dijo.
Como ultimísima alternativa, el general no descartó una intervención de la ONU para una presunta evacuación de los talibanes extranjeros. Una carta que en realidad nadie se espera porque todo indica que la voluntad es eliminar a los terroristas, que, según el general, podría darse sólo "en el caso de que la ONU y algunos países los acepten".
Demostrando que las cosas cambian de acuerdo con el viento por estos pagos, terminada la conferencia de prensa esta enviada preguntó a uno de los talibanes arrepentidos qué pensaba de Osama ben Laden, el hombre al que hospedaron e idolatraron durante los últimos años. Este contestó: "Hay que atraparlo y matarlo".
Día 45 / Parte de guerra
- Ultimátum en Kunduz
La Alianza del Norte advirtió a los talibanes, especialmente a los extranjeros, que entregaran el control del norteño bastión de Kunduz, donde aún resisten, o habría una masacre.
- Sucesor de Omar
El mullah Omar, líder de los talibanes, nombró como sucesor al mullah Usmani por si “muere combatiendo”.
- Muerte confirmada
Fueron hallados los cuerpos sin vida de los cuatro periodistas baleados anteayer camino a Kabul.
- Recompensa millonaria
Militares norteamericanos transmiten por radio a Afganistán un mensaje ofreciendo una recompensa de 25 millones de dólares por información sobre Ben Laden.
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