Un annus horribilis para la antes indiscutida confiabilidad alemana
Los escándalos en Volkswagen, la federación de fútboly Lufthansa empañaron la imagen de un país considerado modelo
BERLÍN.- Angela Merkel debilitada, el país de duelo por un piloto suicida, Volkswagen sacudido por un fraude colosal y el fútbol bajo sospecha de corrupción: Alemania sale de un annus horribilis y entra en 2016 con los símbolos de su poderío seriamente corroídos.
Durante la primera parte de 2015, la jefa del gobierno alemán aparecía como la reina de Europa, VW se vanagloriaba de ser el primer constructor mundial de automóviles y los aficionados al fútbol seguían en su nube de campeones del mundo en 2014.
Pero tras haber impuesto la austeridad a Grecia entre aplausos de sus conciudadanos, Merkel ve ahora su popularidad degradarse tras enfundarse el traje de protectora de los refugiados.
"Algo ha cambiado en la relación de fuerzas europeas. Desde hacía años, la canciller movía los hilos (...). Pero en el tema de los refugiados, no ha conseguido unir a Europa", señaló el diario Süddeutsche Zeitung. "Y los socios europeos vieron que los ataques contra Merkel venían de su propio campo. La posición de Merkel se ha visto debilitada", agregó.
Sobre fin de año, la canciller recibió finalmente el apoyo casi unánime de su partido y fue nombrada personalidad del año por la revista Time. Pero sigue presionada por la opinión pública para reducir de manera "significativa" la llegada de refugiados. Para ello, apuesta por un acuerdo europeo, bastante improbable aún.
Este desafío se anuncia aún más importante a medida que se aproximan los comicios regionales de 2016. Los indicadores económicos siguen siendo buenos, pero muchos de los grandes emblemas de Alemania perdieron lustre, como Lufthansa, que no tomó medidas pese a estar enterada de los problemas psicológicos del copiloto de su filial Germanwings que en marzo estrelló su avión en los Alpes y mató a 150 personas.
Volkswagen lidia por su lado con el increíble fraude en las emisiones contaminantes de los autos diésel, que podría acarrear sanciones astronómicas y empaña la imagen de un modelo basado en la calidad y las exportaciones. El caso mostró el doble estándar del gobierno, que por un lado presiona para limitar las restricciones de emisiones impuestas en Europa a los fabricantes de coches y por el otro se presenta como adalid de la economía verde.
"VW no es una empresa cualquiera, es la compañía emblemática de Alemania", analizó Edda Müller, directora de la ONG anticorrupción Transparency-Deutschland. "Al final fue un año decepcionante para la integridad de la economía en Alemania y, si añadimos el deporte, se vuelve incluso vergonzoso", añadió.
De hecho, el fútbol alemán no tuvo tiempo de dormir sobre los laureles de su cuarto Mundial conquistado en 2014 en Brasil, a causa de las sospechas de corrupción en la atribución a Alemania y a su "Kaiser" Franz Be-ckenbauer del Mundial 2006. Millones de euros habrían pasado de mano en mano y a escondidas rumbo a la FIFA. El patrón de la Federación Alemana de Fútbol (DFB por su sigla en inglés), Wolfgang Niersbach, se vio obligado a dimitir y su mentor, el emblemático Beckenbauer, se encuentra bajo presión.
¿Todo esto significará que el modelo alemán entró en crisis en 2015? "No es sólo algo vergonzoso; también introduce un peligro para nuestra democracia, para la fe, la confianza de la gente en nuestro Estado de derecho", sintetizó Müller.
Menos pesimista, el politólogo Henrik Enderlein, del Hertie School of Governance de Berlín, estimó que el mundo está simplemente descubriendo que "Alemania es un país como los otros, muy normal, con sus virtudes y sus debilidades". Al fin y al cabo, si se destacan tanto los disgustos alemanes, es porque "como en el colegio, el primero de la clase es el alumno que nadie quiere realmente", concluyó Enderlein.
Antoine Lambroschini
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