Un arsenal informático al servicio del Kremlin diseñado para comicios
WASHINGTON.- La intervención del Kremlin y de los piratas informáticos que habrían actuado a sus órdenes en la campaña norteamericana tuvo diversas aristas, desde el robo de datos de servidores demócratas hasta estrategias de desinformación en las redes sociales.
Hackeo de las organizaciones políticas y sus miembros
Uno de los primeros intentos directos de los rusos de interferir en las elecciones de Estados Unidos se produjo en el verano boreal de 2015, cuando los hackers supuestamente vinculados con los servicios de inteligencia rusos lograron acceder a la red del Comité Nacional del Partido Demócrata (DNC, por sus siglas en inglés). Durante un tiempo los hackers recolectaron mails y mensajes de chat de sus miembros.
En la primavera boreal de 2016 otros hackers supuestamente vinculados con el gobierno ruso engañaron a John Podesta, jefe de campaña de Hillary Clinton, para que les permitiera acceder a su cuenta de mail. El contenido sustraído de las cuentas de Podesta y el DNC fue divulgado por WikiLeaks.
Lo cierto es que bastante tiempo antes del día de elecciones ya había cuestionamientos sobre las relaciones de Trump con Rusia y sobre los esfuerzos de ese país por manipular la elección presidencial. Lo más notable es que el Departamento de Seguridad Interior y el director nacional de inteligencia emitieron una declaración pública sobre el tema el 7 de octubre de 2016, que quedó tapada por otras noticias.
Hackeo del padrón y del sistema electoral
Esa declaración señalaba además que "algunos estados también han detectado que sus sistemas relacionados con la elección estaban siendo escaneados y sondeados, en la mayoría de los casos desde servidores operados por una empresa rusa". Eso también había sido denunciado: en agosto había informes periodísticos sobre los intentos de acceder al padrón electoral.
Tras las elecciones, el cuadro se complicó. En junio pasado, la publicación en línea The Intercept recibió un documento robado de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés) con detalles de los intentos del Kremlin por hackear al proveedor del software de la votación y robarles información a las autoridades electorales locales.
La revista Time informó que los intentos de infiltrar los sistemas de votación eran más extendidos de lo que originalmente se creía. Además de robar los registros de miles de votantes, en al menos un condado esos datos fueron alterados (aunque esos cambios fueron detectados y enmendados).
Inventar y compartir noticias sobre la elección
Durante el lapso entre la victoria de Trump y su asunción, las agencias de inteligencia norteamericanas publicaron un balance sobre lo que sabían acerca de los intentos de Rusia de interferir en la elección. El informe consideraba que "Vladimir Putin y el gobierno ruso habían buscado aumentar todo lo posible las chances electorales del presidente electo Donald Trump, desacreditando a la exsecretaria de Estado Hillary Clinton y comparándola negativamente con él".
Además de esos intentos, el informe señalaba los medios de prensa financiados por el gobierno ruso, como RT y Sputnik, como vehículos de esos intentos de socavar la campaña electoral de Clinton. De hecho, el grueso del informe habla de los intentos de RT de imponer un relato favorable al Kremlin.
"La cobertura que hizo RT a lo largo de toda la campaña presidencial fue sistemáticamente negativa hacia Hillary, se enfocó en la filtración de sus mails y la acusó de corrupción, mala salud física y mental, y vínculos con el extremismo islamista", señaló el informe.
Las redes sociales
En las redes sociales, los actores rusos tomaron dos caminos.
El primero fue crear campañas en las redes destinadas a fogonear las divisiones políticas y culturales en Estados Unidos. Armaron grupos de Facebook que hacían foco en la inmigración, la seguridad fronteriza y el movimiento Black Lives Matter ("la vida de los negros importa"), entre otros temas, y crearon imágenes para compartir y eventos públicos en Internet destinados a poner de relieve asuntos controvertidos.
El mes pasado, la agencia Reuters informó que se habían creado y promocionado más de 100 eventos diferentes en Facebook, en los que se mostraron interesados en asistir más de 60.000 usuarios. A fin de asegurarse la divulgación de esas imágenes y eventos, los rusos les pagaron a Facebook y Twitter para promocionarlos.
Como ocurre con muchos eventos en Facebook, sin embargo, la asistencia real parece haber sido significativamente menor. En un caso, de todos modos, un grupo de actores rusos generó una protesta en Texas? y otro grupo generó la contraprotesta.
El otro intento se enfocó en la creación de cuentas automáticas en las redes sociales para difundir información falsa o tergiversada y para amplificar el rebote de algunos hashtags o temas específicos.
En enero, Twitter informó que había encontrado 50.000 cuentas relacionadas con Rusia que habían llegado a cerca de 700.000 ciudadanos norteamericanos, entre ellos, varios miembros del equipo de campaña de Trump, que retuitearon o intercambiaron mensajes con cuentas vinculadas con Rusia.
Por el momento, hay pocas evidencias de que estos intentos en las redes hayan tenido una verdadera influencia.
Philip Bump- The Washington Post-Traducción de Jaime Arrambide
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