Un desenlace que corona la influencia regional de Irán
BEIRUT.- Irán desempeñó un papel clave en la campaña del presidente Bashar al-Assad para aplastar la resistencia rebelde en Aleppo, y ahora está más cerca de cerrar un arco chiita de influencia desde la frontera afgana hasta el mar Mediterráneo.
Comandantes de la Guardia Revolucionaria y altos prelados en Teherán alabaron la victoria iraní sobre los "terroristas wahabitas" en Siria y el país que los patrocina, su rival regional sunnita Arabia Saudita.
Hay pocas dudas de que la reconquista de Aleppo volverá a Al-Assad inexpugnable frente a los rebeldes que trataron por años de derrocar al régimen. Y es indudable que la victoria no hubiese sido posible sin el constante flujo de combatientes, dinero y armas chiitas.
La guerra civil enfrentó a Al-Assad, apoyado por Rusia e Irán, contra los rebeldes respaldados por Estados Unidos, las potencias árabes del Golfo Pérsico y Turquía. La participación de Irán por más de cinco años, con asesoría militar y entrenamiento, perfiló el conflicto en Siria y fortaleció su control en la región. Por primera vez, Teherán puede ejercer autoridad sobre un vasto territorio en Medio Oriente, desde Irak hasta Siria y el Líbano, un arco de influencia del que hace tiempo países del Golfo Pérsico, en especial Arabia Saudita, advertían.
"Sabíamos que los iraníes son muy pacientes", dijo Hilal Khashan, profesor de la Universidad Americana de Beirut. "No esperan una recompensa inmediata. Así que perseveran y están cosechando los frutos de su paciencia. Se creará este arco chiita o media luna. Los iraníes establecerán su área de influencia desde Irak hasta el Líbano", agregó.
La influencia iraní no es resultado sólo de la caída de Aleppo. Ayudan también los avances del gobierno chiita de Bagdad, un aliado de Teherán, para arrebatar Mosul a Estado Islámico, un grupo radical sunnita.
Miles de milicianos chiitas entrenados en Irán pelean junto al gobierno de Irak. Algunos combatieron en Siria para apoyar a Al-Assad y se comprometieron a volver si fuera necesario. En Irak batallan por el control de Tal Afar, una ciudad entre Mosul y la frontera con Siria que, si fuera recapturada, permitiría a Irán tener un acceso militar sin restricciones hacia el Mediterráneo. Irán es una gran influencia en el Líbano, donde tiene vínculos históricos con la comunidad chiita y financia a Hezbollah, el mayor movimiento político y militar del país.
Establecer ese arco chiita ofrecería a Teherán una enorme influencia política en la región, en competencia con Riad. Además supone una amenaza militar para Israel, a través de Siria y el Líbano, que funcionarios iraníes consideran un disuasivo frente a cualquier agresión israelí a Irán.
Sin embargo está por verse si Irán puede sostener esa amplia esfera de influencia, dijo Khashan.
"Los sauditas no tienen experiencia. Entregan dinero. Creen que eso es suficiente, pero no lo es", dijo un diplomático occidental. "Eso es algo que los iraníes hicieron y que el otro bando no: invertir capital en el terreno." Combatientes rebeldes señalaron que cuando los comandantes iraníes estaban en el terreno, el ejército sirio se desempeñaba mucho mejor, agregó.
Babak Dehghanpisheh
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