Un equilibrio demasiado frágil
Diplomático de carrera al fin, el primer ministro ruso, Yevgueni Primakov, cerró su primera semana al frente del Kremlin concentrando sus esfuerzos en cuidar más el frágil equilibrio político que le dio acceso al poder que en atender la médula de la crisis que mantiene a su país al borde del estallido.
El problema de Primakov -nada menor, por cierto- es conservar el vital apoyo político de la izquierda, que no sólo le dio el aval para asumir el cargo sino que domina el Parlamento, sin perder la confianza del Fondo Monetario Internacional, cuyo préstamo de 22.000 millones de dólares es indispensable para la estabilidad de su gobierno. La arquitectura política de su proyecto, en un momento en que Yeltsin parece confinado a un ocaso irreversible, será un verdadero prodigio. Si tiene éxito.
Los primeros nombramientos dispuestos por Primakov en su gabinete parecieron marcar una fuerte concesión a los comunistas, que obtuvieron dos espacios clave: el gravitante puesto de primer viceprimer ministro recayó en Yuri Masliukov, experto en planificación económica de la era soviética (su último desempeño público fue en el gabinete de Gorbachov), mientras que el manejo del Banco Central fue confiado a Viktor Gerashchenko, a quienes sus enemigos, por razones obvias, apodan "el banquero rojo".
Pero antes de que las resucitadas huestes marxistas terminaran de relamerse, el habilidoso Primakov jugó un poco de wing derecho y nombró a tres hombres presentables para Occidente al frente de Finanzas, Industria y Asuntos Sociales. Ayer, el último de ellos, Ryzhkov, prefirió quedarse en su cómoda banca de la Duma, tal vez a la espera de momentos menos turbulentos.
Mientras todo esto sucedía, el primer ministro hizo público un diagnóstico catastrófico de la economía rusa, que atribuyó, sin pudor, "a los gobiernos anteriores", todos ellos sujetos, como él, a la autoridad del presidente Yeltsin. ¿O acaso hubo ahora un cambio de mando?
Estos signos contradictorios comenzaron a perturbar el respaldo político occidental. Ayer, el secretario adjunto del Tesoro norteamericano demandó de Primakov una estrategia económica "coherente" ante la presunción de que el nuevo equipo económico abandonará el rigor monetario exigido por el FMI.
Y si algo faltaba para condimentar el espeso caldo en el que bulle la política rusa, el periódico de las fuerzas armadas, Krasnaya Zvezda (Estrella Roja), ha advertido que las "invencibles y legendarias" tropas están a pocos meses del colapso total por falta de presupuesto.
"Lo que las tropas fascistas no pudieron lograr en más de 50 años lo ha conseguido fácilmente un pequeño grupo de modestos contadores", dice el analista del órgano oficial del Ministerio de Defensa. Se trata de un comentario cuya procedencia no permite que sea tomado a la ligera. Primakov debe definir, clara y rápidamente, qué clase de país está intentando construir.
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