El 60° aniversario del desembarco aliado en Francia. Un inusual operativo de seguridad
CAEN (De una enviada especial).- La ironía ayer era la misma: "En este nuevo siglo, lo más importante para invadir Normandía es no olvidar la credencial". Pequeña y apacible, la capital de la región estaba revolucionada por los cortes de tránsito, los bloqueos y los nervios de los policías. Todo un vecindario necesitaba credencial para acceder a sus casas, con las calles cerradas.
Los colectivos iban por donde podían, pero siempre lejos del campo hípico donde aterrizó Bush.
"Estamos aquí para verlo", comentó un matrimonio belga. "No es que nos interese... es que no hay otra cosa que hacer. ¡Todo está cerrado en la ciudad!" Su programa del día fue ver al presidente de los Estados Unidos hecho una mancha negra perdida en la distancia del campo verde.
En los trenes que llegaron desde París revisaron hasta los bolsos de las personas que dormían, al ritmo del traqueteo. Uno azul, cuyo propietario tenía el sueño más profundo que otros, por poco desata una emergencia entre los sensibilizados inspectores de explosivos. "Llevamos años de aniversarios de Normandía. No entiendo por qué éste ha sido tan aparatoso", comentaba una vecina.
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