Un legado económico que trae alivio al sucesor
SANTIAGO, Chile.- El legado económico de Michelle Bachelet parece hablar de su estatura política. Nunca, en la historia de Chile, un gobierno dejará a su sucesor un ahorro tan grande, cercano a los 15.000 millones de dólares y que, vistas las encuestas, bien podría caer en manos de la oposición. El presupuesto 2010, ya aprobado en el Congreso, dejó 450 millones de dólares de libre disponibilidad para los primeros doce meses del futuro gobierno.
La confianza del empresariado en Bachelet fue de la mano de la popularidad de su ministro de Hacienda, Andrés Velasco, quien pasó de ser uno de los más resistidos del gabinete a convertirse en el más admirado según los últimos sondeos. Incluso su nombre concitó cierta adhesión al momento de buscar un candidato presidencial en el oficialismo para hoy. Su apartidismo, sin embargo, terminó por jugarle en contra.
Su gran acierto: traspasar los excedentes derivados del alto precio del cobre -superior a los 3,5 dólares la libra durante el primer semestre de 2006- a un fondo de estabilización y ahorro, mientras todo Chile insistía en que tales recursos debían ser gastados con celeridad. Con el empresario Sebastián Piñera como favorito para las elecciones y el oficialismo desorientado y sin candidato, el senador demócrata cristiano Eduardo Frei emplazó al gobierno de Bachelet a utilizar tales dineros para no dejarle "un peso a la derecha", el más seguro ganador de los futuros comicios.
Pero Bachelet y Velasco resistieron el vendaval. La última encuesta de noviembre del Centro de Estudios Públicos (CEP) entregó un amplio apoyo ciudadano a su manejo económico. Independientemente de la posición política, el 69% aprobó la manera en que la mandataria y su equipo están manejando la economía. La crisis fue combatida por intermedio de bonos, subsidios y paquetes fiscales, pero siempre bajo los cánones de responsabilidad exigidos por Velasco.
Los aciertos del ministro de Hacienda fueron destacados en todo el mundo. Pero el ahorro también tuvo sus contras, según se quejan a LA NACION fuentes del gremio exportador. Consecuencia directa ha sido la caída en el tipo de cambio, que tiene al dólar actualmente bajo los 500 pesos y con proyecciones de un techo máximo de 540 para los próximos semestres. Las quejas de los productores han llevado al gobierno de Bachelet a imponer salvaguardas a diversos productos, tales como la leche en polvo, descremada y el queso gouda provenientes de la Argentina y de Uruguay. La harina de trigo ha corrido la misma suerte.
Es casi una paradoja. Pese a su alta popularidad, cercana al 80% según los últimos sondeos, Bachelet no entregará en marzo de 2010 un país con destacados índices sociales. El preocupante vaivén del desempleo (el 9,7% según la última medición del trimestre agosto-octubre) y un crecimiento cada vez más pesado (el 3,2% en 2008 y una caída del 1,8% proyectada para 2009) son la principal crítica desde la oposición. La inflación también golpeó duro durante 2007 y gran parte de 2008, pero fue mitigada por factores externos.
Veinte años de gobiernos de la Concertación tampoco han logrado acortar la extensa brecha entre ricos y pobres, fenómeno que tiene a Chile entre los 15 países con peor distribución de ingreso en el nivel mundial. El descenso de la población que vive en estado de pobreza, del 18,7% del año 2003 al 13,7% de 2006, no incluye el desempeño de Bachelet en esta materia. La clase media y las pymes, las grandes receptoras de los mensajes de Piñera, tampoco tienen mucho que agradecer en esta pasada.
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