Es el presidente de la Cámara baja. Un líder del Congreso, a punto de caer en Brasil
Cavalcanti está acusado de recibir sobornos
SAN PABLO.- El escándalo de corrupción que afecta a Brasil está a punto de provocar otra baja: ayer se consideraba inminente la caída del presidente de la Cámara de Diputados, Severino Cavalcanti, acusado de recibir sobornos por 45.000 dólares a cambio de renovar irregularmente la concesión del restaurante del Congreso.
La Cámara de Diputados se transformó en el nuevo escenario para la crisis política brasileña iniciada hace tres meses, con denuncias de corrupción que complican al gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva.
Cavalcanti, a quien le tocaba conducir el último tramo del juicio político contra 18 diputados que recibieron sobornos pagados a través de un fondo ilegal del Partido de los Trabajadores, pasó de magistrado a acusado.
El jueves, el empresario Sebastião Buani, dueño del restaurante que opera en la Cámara de Diputados, convocó una conferencia de prensa y reveló que le pagó, en total, 45.000 dólares a Cavalcanti para lograr renovar su concesión. En los últimos meses, los pagos eran de 10.000 reales (2500 dólares) por mes, realizados con cheques.
Escasas simpatías
Cavalcanti ya no gozaba de simpatía ni en el oficialismo ni en la oposición. Diputado por el Partido Progresista (derecha), extremadamente conservador, había llegado a la presidencia de la Cámara por accidente, siete meses atrás. Era al Partido de los Trabajadores al que le correspondía, por un acuerdo tácito, nombrar al jefe de la Cámara baja. Por desacuerdos internos, el PT presentó dos candidatos y la oposición sorprendió con el nombre de Cavalcanti, que era desconocido para la mayoría del país.
Elegido por la oposición, casi inmediatamente Cavalcanti comenzó a apoyar a Lula. Pero la pesadilla para el diputado se inició la semana pasada, cuando afirmó en una entrevista que defendía un "castigo suave" para los diputados acusados de recibir sobornos. Eso despertó la ira de la oposición, que comenzó a organizarse para derribarlo. La revelación hecha por la revista Veja sobre el soborno recibido por Cavalcanti para renovar la concesión fue, al final, el golpe de gracia.
"No hay más dudas. Es hora de comenzar a discutir quién será su sucesor", declaró el líder del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) en Diputados, Alberto Goldman.
"Es inconcebible que Severino continúe un día más al mando", dijo, por su parte, el presidente del también opositor Partido de Frente Liberal (PFL, conservador), Jorge Bornhausen.
Aunque Cavalcanti se había transformado en aliado de Lula, la irritación que generaba su figura azuzaba a la oposición. Apenas el diputado renuncie, pida licencia o se le inicie el juicio político, se intentará elegir una figura aceptada tanto por el oficialismo como para la oposición. Después de tres meses de crisis, hay una disposición general a buscar un poco de calma.