El análisis de la noticia. Un resultado que cambia el mapa político como un terremoto
TEL AVIV.- La victoria electoral de la organización radical Hamas ha cambiado el mapa político de Medio Oriente como un terremoto.
Después de la perplejidad inicial por su inesperada derrota en las primeras elecciones legislativas palestinas en diez años, los políticos del movimiento Al-Fatah, hasta ahora en el poder, abandonaron sus cargos.
Los resultados indican que Hamas deberá formar un nuevo gobierno, pero en la relación con Israel crece la amenaza de una nueva era glacial.
El triunfo de Hamas ha sumergido a toda la región en la incertidumbre política. El gobierno israelí ya había dicho antes de los comicios que no aceptaría la participación de Hamas en el gobierno de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
"Israel siempre ha dicho que no tenía interlocutores, ahora van a ver qué clase de interlocutores tienen", criticó con amargura en Ramallah el negociador jefe palestino, Saeb Erekat.
La reanudación de las negociaciones de paz que reclamó el día de la elección el presidente de la ANP, Mahmoud Abbas, parece alejarse todavía más.
Los mediadores de la Unión Europea y Estados Unidos en la región no saben aún con precisión cómo deberán manejarse en el futuro con los militantes islámicos de Hamas, incluidos en la lista de organizaciones terroristas.
Sin señales
Renunciar a la violencia y a los atentados contra Israel, además de un inequívoco abandono del objetivo de destruir el Estado hebreo, se mencionan como condiciones para entablar contactos o iniciar una cooperación.
Por el momento, Hamas no ha dado señales de estar dispuesto a aceptar estas exigencias. Diplomáticos de la UE subrayan con optimismo que Hamas ya no menciona en su programa electoral la destrucción de Israel como objetivo político. Sin embargo, un vocero de Hamas dejó en claro que esta ausencia tiene motivos más bien estratégicos.
Hamas tampoco desea renunciar a la lucha armada, aun cuando ha respetado la tregua con Israel mucho más escrupulosamente que otros grupos palestinos. Tampoco se plantea como objetivo concentrar todo el poder, aseguró uno de sus líderes, Ismail Haniyeh, un día después de las elecciones.
La organización se esfuerza por encontrar socios para el gobierno palestino. "El mundo y la comunidad internacional deberían respetar la decisión y la voz del pueblo palestino", reclama.
También el dinero juega un papel importante. La ANP necesita mensualmente 120.000 dólares para funcionar. "El dinero se va casi íntegramente en sueldos, casi no hay inversiones", dice un diplomático comunitario. Los generosos aumentos salariales han provocado tensión con los países donantes, y aún es incierto cómo hará la ANP para pagar los sueldos de febrero.
"El movimiento Hamas ha entrado en el sistema político como un torbellino. Ha iniciado una campaña para ganar a Israel y a la comunidad internacional como socios en futuros acuerdos junto a Al-Fatah", escribió el profesor israelí Shaul Mishal.
A pesar de su fanatismo religioso, su radicalismo político y su crueldad asesina, Hamas ha demostrado que puede adaptar su programa a la cambiante realidad, afirmó.
La cooperación entre Hamas y Al-Fatah es la condición esencial para estabilizar la situación, según Mishal.
Por el momento no parece probable que Al-Fatah, tras décadas de monopolio en la escena política palestina, se conforme con el papel de socio menor de los militantes islámicos. Ahmed Hussein, un simpatizante de Al-Fatah, se quejaba en Gaza: "Esto es una traición del pueblo palestino contra Al-Fatah".