Una carrera por adoptar el estilo y las tácticas de Obama
Varios consultores demócratas fueron contratados por los candidatos
LONDRES.- El matutino The Times bautizó la campaña electoral británica " the Obama election " (la elección de Obama). Y el apodo no es antojadizo, porque tanto el oficialismo como la oposición están sumidos en una verdadera carrera por adoptar el estilo y las tácticas que triunfaron en los últimos comicios presidenciales de Estados Unidos.
La idea más revolucionaria fue la de mantener una serie de debates televisivos entre los principales candidatos a primer ministro.
Esto ya implicó un enorme cambio en la cultura política de esta monarquía parlamentaria. No porque los británicos no estén acostumbrados a ver a sus políticos debatir "cara a cara", sino porque introdujo una dosis de personalismo, al cual no estaban acostumbrados. Un fenómeno que explica en gran medida el meteórico avance del líder liberal demócrata, Nick Clegg, a quien ahora muchos llaman el "Obama británico".
Para facilitar la adaptación, los dos principales partidos políticos contrataron a un pequeño ejército de encuestadores y estrategas vinculados con la Casa Blanca.
Por más que tradicionalmente su partido se encuentre en las antípodas de los demócratas norteamericanos, el líder conservador, David Cameron, recibe consejos de Bill Knapp, asesor personal de Obama durante las internas partidarias, y de Anita Dunn, jefa de Comunicaciones de la Casa Blanca durante el mandato de Bill Clinton.
Michael Sheehan, un entrenador de voz que trabajó con Obama, trató de enseñarle al premier, Gordon Brown, cómo relajarse y ofrecer una imagen menos acartonada. Se cree que Joel Benenson, otro veterano de la campaña "Obama 2008", es el autor de la polémica "guerra de clases" evocada por Brown cada vez que hace hincapié en el origen aristocrático del líder tory .
Poco en común
Cameron, educado en el ámbito privilegiado de Eton y Oxford, parecería tener muy poco en común con el primer presidente negro de Estados Unidos, que creció en un barrio pobre de Chicago. Aun así, el líder tory está haciendo todo lo posible por invitar a que se hagan comparaciones con él, llamando a los británicos a votar "por el cambio" y "por la esperanza", destacando su juventud (43 años, frente a los 59 de Brown, a quien tiñe con la veteranía de John McCain) o adoptando la etiqueta de vestir camisas blancas que arremanga para saludar al público.
Durante una visita a un barrio pobre del este londinense, Cameron dijo que espera que un día un joven negro, "una versión de Obama de los suburbios marginales de aquí, pueda llegar a Downing Street".
Para que esto suceda, el candidato tory prometió crear un banco para financiar proyectos comunales. Y en libre adaptación del dicho de John F. Kennedy, instó a los electores a "no preguntar qué es lo que el Estado puede hacer por ustedes, sino qué es lo que ustedes pueden hacer por la sociedad entera".
La mayoría de sus correligionarios aprueban lo que atribuyen a puro pragmatismo proselitista. Pero algunos están alarmados.
"El Partido Conservador está ideológicamente desarraigado y parece haber sido invadido por una banda de extraterrestres", sostiene Gerald Warner, ex asesor del primer ministro tory John Major.
Otras prácticas norteamericanas también empezaron a echar raíz en la arena política británica. Entre ellas, la distribución de "publicidad negativa" y el uso de blogs, Facebook y Twitter para reclutar activistas.
Los conservadores tapizaron las calles con pósteres que muestran a Brown con una sonrisa artificial y acompañado por las consignas: "Yo dupliqué la deuda nacional-Vota por mí".
El Partido Laborista no está en condiciones de emular una campaña que habría costado a los tories cuatro millones de dólares, pero respondió con un sitio web satírico ( mydavidcameron.com ) en el cual Cameron aparece prometiendo "un gobierno de los ricos, por los ricos y para los ricos".
Pero no todas las tácticas importadas parecen ser exitosas. David Blunkett, ex ministro del Interior laborista, buscó ampliar la base de donantes de su partido recaudando modestas sumas de dinero.
Se cree que en dos meses de colecta la estrategia que dio a Obama decenas de millones de dólares para su campaña dejó en las arcas laboristas sólo 40 libras (unos 60 dólares).
lanacionar