Una división racista que profundiza el odio
Apelar a la seguridad de un país, ¿es construir un muro? La política de Sharon fue aprovechar la invasión a Irak y su destrucción para instrumentar la limpieza étnica, potenciar los asentamientos y acelerar la construcción del muro de apartheid, invocando el mito oficial de luchar contra el terrorismo por la seguridad de Israel. La madre del terrorismo y la inseguridad para ambos, es la violencia de la ocupación a Palestina y su capital, Jerusalén oriental, desde hace 37 años.
Sharon, un hombre de guerra, situó a su pueblo israelí y al ocupado pueblo palestino en el centro de la tragedia y los bañó de sangre. Todos sus planes engañosos sólo apuntan a desviar y profundizar el conflicto, para destruir al presidente democrático Yasser Arafat, la unidad palestina y la desintegración de la patria palestina en cantones y ghettos al servicio de Israel.
El Papa, Europa, el mundo y sectores israelíes, exteriorizaron su disconformidad con el muro y lo consideraron ilegal e inmoral. La ONU, con 144 votos -incluyendo el de la Argentina- en su resolución ES-10/13, condenó a Israel y exigió congelar su construcción. Nada movilizó a Sharon. Hizo caso omiso y apeló a la seguridad. Omitiendo que Israel, potencia ocupante, debe velar por la seguridad del pueblo ocupado según los Convenios de Ginebra.
La resolución ES10/14 del 8 de diciembre elevó la cuestión del muro a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya, abierta el 23 de febrero ("Día del rechazo y la protesta", para la OLP) sin participación norteamericana y parte de la europea, alegando que la CIJ no solucionará la situación y sólo pone en riesgo el proceso de paz. ¿Pero cuál proceso de paz? Si Israel violó todos los acuerdos desde 1993 hasta la Hoja de Ruta de 2003.
No imaginamos al pueblo israelí -en cuya conciencia yacen los guetos europeos- deseando vivir amurallado. Si así fuese, el muro debe pasar por los límites y no por el interior de Palestina, enjaulando a ciudades enteras. La huida de Israel de la CIJ registra la avidez de no solucionar el conflicto. El resultado del muro de apartheid, además de separar a las familias palestinas de la sociedad palestina y expulsarlos de su tierra, es que Israel anexará el 58% de Palestina, incluyendo Jerusalén oriental.
Se podrían mostrar miles de fotos de palestinos asesinados por el terrorismo israelí desde 1948, como intenta mostrar Sharon para justificar su muro racista. No es el recurso. Si Israel quiere la solución, debe poner fin a la ocupación, restituir el Estado de Palestina y trabajar juntos por la seguridad de ambos, sin muros que profundizan el odio.
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