Una herida de magnitud en el corazón de la política de EE.UU.
WASHINGTON.- La raza, el género y la clase resultaron factores más decisivos que nunca para saber si alguien votó por Hillary Clinton o Donald Trump . Y así como los norteamericanos se atrincheraron cada vez más en sus posiciones, los políticos mostraron poca motivación para comprender al otro bando.
Esa dinámica marcó el tono de la campaña, para bochorno de Estados Unidos.
A menudo pareció un diálogo que se desarrollaba en mundos paralelos.
Puede que fuera una contienda llena de momentos imprevisibles, pero igual de notables fueron sus certezas.
Clinton se encarrilaba a una victoria clara entre los votantes negros, hispanos y de educación universitaria, además de las mujeres.
Trump, por su parte, se vio impulsado por los votantes blancos de clase trabajadora, grupo que rechazó a Clinton con mayor vehemencia que a cualquiera de sus predecesores demócratas recientes.
Esta división entre blancos y minorías, entre hombres y mujeres, entre los que tienen educación universitaria y los que carecen de ella, empezó mucho antes de 2016.
Pero este año será recordado como aquel en el que las divisiones se agrandaron y los intercambios se volvieron más dañinos.
No es difícil culpar de buena parte de estos elementos extraños a la candidatura de Trump.
El postulante republicano convirtió en broma la "autopsia" del partido que reclamaron, tras la derrota de Mitt Romney en 2012, los veteranos republicanos, que habían llegado a la conclusión de que el partido "ofende a demasiada gente sin necesidad".
La base republicana, sin embargo, eligió a una estrella septuagenaria de reality shows que llevaba haciendo comentarios sexistas desde hacía tiempo, que cuestionaba la legitimidad del primer presidente negro o que declaró que México enviaba "violadores" a territorio norteamericano.
Que Donald Trump estuviera dispuesto a correr el riesgo de decir lo que otros callan le permitió sin duda conectar con la ansiedad de sus votantes blancos.
Ya el día anterior a las elecciones, Hillary reconoció la labor que tendrá por delante el próximo presidente.
"La ira no es un plan -dijo-. Si queremos aprovechar nuestra energía para intentar superar nuestros problemas tenemos que volver a hablarnos los unos a los otros."
Kathleen Hennessey
Más leídas de El Mundo
Tensión entre Israel e Irán. La “solución de los tres Estados” que se necesita para que algún día se termine el conflicto en Medio Oriente
"Ella me salvó". La increíble historia del hombre que mantiene una relación con el holograma de una cantante
La seguridad de la heredera. La radical decisión de la familia de Máxima por las amenazas que recibía Amalia