Una multitud tomó las calles de EE.UU. contra el libre acceso a las armas
Cientos de miles de personas en Washington y otras ciudades exigieron la adopción de controles más rígidos en el acceso al armamento; la protesta fue gestada por estudiantes de Parkland
WASHINGTON.- Emma González, líder del movimiento estudiantil contra las armas que nació de la masacre del secundario Stoneman Douglas, en Florida, se paró detrás del atril, con el Congreso norteamericano a sus espaldas y delante de una multitud que había tapizado la avenida Pensilvania, en Washington. Recordó entre lágrimas a sus amigos acribillados. De repente, se calló. Clavó su mirada en el horizonte humano, y dejó correr el tiempo hasta que pasaron seis minutos y 20 segundos, el tiempo que duró la matanza. La ciudad enmudeció.
"Luchen por sus vidas -dijo luego González-, antes de que sea el trabajo de alguien más".
Fue el momento más impactante de la Marcha por Nuestras Vidas, una histórica protesta contra la epidemia de violencia armada que azota a Estados Unidos, gestada por los estudiantes de Stoneman Douglas, que se replicó en otras 800 ciudades del país y del mundo, según los organizadores.
En Washington, los jóvenes de Parkland mostraron el enorme poder de convocatoria de su movimiento, en las mismísimas puertas del Congreso, donde unieron sus voces a las de estudiantes de Nueva York, Chicago, Los Ángeles y Newtown, Connecticut, y a cientos de miles de personas -chicos, jóvenes, adultos y ancianos- que cubrieron la avenida que va desde la Casa Blanca hasta el Capitolio, una multitud que no se veía desde la Marcha de las Mujeres y que fue mayor a la de la jura del presidente Donald Trump.
"Bienvenidos a la revolución", dijo Cameron Kasky, el primero en hablar desde el escenario. "Miren a su alrededor. Somos el cambio", arengó.
Uno a uno, sin titubeos y con un notable aplomo, los jóvenes sobrevivientes de la matanza dejaron un desafiante mensaje al poder político de Washington, sin hacer distinciones entre demócratas y republicanos: o cambian las leyes e imponen controles más estrictos a las armas, o la gente votará a políticos que sí lo hagan. "¡Sáquenlos! ¡Sáquenlos!", cantó, una y otra vez, la multitud, entre un discurso y otro. Varios carteles en la manifestación criticaban, en algunos casos con mordaz ironía, el mensaje de "pensamientos y plegarias" que suele brindar Washington ante cada matanza.
"Si escuchan con atención, pueden oír a la gente en el poder temblando", atizó, desde el escenario, David Hogg, otra de las caras visibles del movimiento. Dijo que iban a meterse en la campaña, que la marcha era solo el principio -"esto es una maratón", había dicho, un día antes- y que iban a "deshacerse" de los legisladores que solo se preocuparan por "el lobby de las armas".
Luego, dejó otra advertencia: "Cuando los políticos nos brinden sus pensamientos y plegarias, vamos a decir ¡basta!".
La Asociación Nacional del Rifle (NRA, según sus siglas en inglés), el principal lobby a favor de las armas y el derecho a portarlas, fue otro de los blancos de la protesta. Muchos carteles mostraban mensajes contra la organización, a la que acusaban de comprar a políticos para defender su agenda. Otras mostraban algunas de las consignas de la convocatoria: "Nunca más" o "Basta". Y hubo quienes, como suele ocurrir en estas protestas, apelaron al humor para su catarsis: "Lo más aterrador en la escuela debería ser una prueba de matemáticas", decía el cartel de una mujer.
También hubo dardos para Trump, quien propuso armar a los maestros. "Necesitamos armar a los maestros", dijo Ryan Deitsch, otro de los estudiantes que habló. Hizo una pausa, y, por un instante, la frase dejó perplejos a varios. Luego lanzó el dardo: "Necesitamos armar a los maestros con lápices, lapiceras, papel, y el dinero que necesitan", dijo.
La determinación, la convicción y el poder de convocatoria que mostraron los jóvenes prendieron en muchas personas la esperanza de que, finalmente -y luego de decenas de tiroteos cada vez más sanguinarios-, Estados Unidos se encuentre ante una bisagra en su historia que logre torcer la epidemia de violencia armada al llevar a un cambio en las leyes que blindan al arsenal del país.
"Este es un punto de quiebre", dijo Eva Borchuck, de 18 años, que manejó con sus amigas 14 horas desde Florida para estar en la marcha, y llevaba un cartel con una pregunta: "¿Soy la próxima?".
"Esos chicos tenían nuestra edad. Era una escuela como la nuestra. Realmente vimos que teníamos que hacer algo porque está pasando en todas nuestras escuelas, es una plaga, y tenemos que hacer algo para arreglarlo y la única forma de hacerlo es juntarnos y exigir un cambio real".
El orador más joven fue Christopher Underwood, de 11 años, de Brooklyn. "Me gustaría no preocuparme por morir, y enfocarme en matemáticas y ciencia, y jugar al básquet con mis amigos", dijo. "¿No merezco crecer?", cerró.
Las claves de un movimiento que se tornó masivo
Sobrevivientes del tiroteo en Florida, los gestores
¿Cómo surgió la movilización?
La protesta nació en medio del dolor y el desconcierto de los sobrevivientes y familiares de las víctimas que dejó el tiroteo del 14 de febrero pasado en la secundaria Marjory Stoneman Douglas de Parkland, Florida. Los líderes estudiantiles unieron sus fuerzas y por redes sociales comenzaron un movimiento conocido como "Never Again" ("Nunca más") que derivó la convocatoria a la manifestación nacional de ayer.
¿Quiénes la lideran?
Las caras más visibles del movimiento son las de Emma González, David Hogg, Alex Wind, Jaclyn Corin y Cameron Kasky, todos estudiantes del Stoneman Douglas, que no superan los 18 años y que se destacan por su liderazgo. Todos pasaron de compartir tardes tranquilas con sus familias y amigos a tomar decisiones y encarar una batalla común.
¿Qué es lo que piden?
Los manifestantes encaran una batalla en contra del derecho constitucional otorgado a los estadounidenses mayores de 18 años de armarse para la defensa. Dentro de las peticiones específicas está prohibir la venta de armas de asalto -como las usadas en las más recientes masacres- y de accesorios que permiten el almacenamiento y descarga masiva de balas. Además, los jóvenes piden que haya una verificación de antecedentes para quienes quieren comprar un arma.
¿Cómo se financian?
Una semana después de la tragedia, los jóvenes ya contaban con más de dos millones de dólares en donaciones hechas por celebridades como el actor George Clooney, la presentadora y empresaria Oprah Winfrey, el director y productor Steven Spielberg, el animador Jeffrey Katzenberg y la marca de ropa y accesorios Gucci, entre otros. Los aportes crecieron a partir de los apoyos explícitos de otras figuras del espectáculo. Para financiar la organización de la marcha, los jóvenes además crearon una marca propia de ropa y accesorios "Marchforourlives". Más de 46.000 remeras y bolsos se vendieron desde hace poco más de un mes.
¿Qué es lo que pudieron lograr hasta ahora?
Además de alcanzar una visibilidad absoluta, los líderes del movimiento "Nunca más" consiguieron hablar cara a cara en la Casa Blanca con el presidente Donald Trump sobre el problema de las armas en el país, y junto a él plantearon posibles soluciones. Hicieron lo mismo con varios congresistas y representantes de la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés), que defiende tajantemente el derecho de comprar y tener armas. Pero tal vez lo más significativo para ellos fue la aprobación a principios de este mes en Florida de nuevas restricciones para la compra de armas, entre ellas el aumento de la edad mínima de 18 a 21 años.