Uribe, el ganador en las sombras que apostó por la moderación y la juventud
BOGOTÁ.- El plan electoral de Álvaro Uribe para regresar al poder funciona a la perfección. De momento. Su elegido, el senador Iván Duque, se impuso en primera vuelta con casi el 40% de los votos, esa especie de techo de cristal del uribismo que espera romper sin dificultad dentro de tres semanas.
Poco le importó a Uribe, patriarca del Centro Democrático, que los más conservadores de su partido criticaran la cercanía de su discípulo, al comienzo de su carrera, al presidente Juan Manuel Santos (quien decidió que Duque se convirtiera en consejero por Colombia en el Banco Interamericano de Desarrollo) y lo avanzado de su discurso en temas sociales, como el matrimonio homosexual, incluso su limitada beligerancia contra los acuerdos de paz con las FARC.
Esas características, moderación y juventud, también forman parte del plan, incluida el discreto apoyo desplegado por Uribe en las redes sociales por su presidenciable ante las continuas denuncias contra él mismo, su inventor político.
Cumplido con creces el primer punto de la hoja de ruta, faltaba el segundo, trascendental. Para ganar en junio, el rival debía ser Gustavo Petro y no Sergio Fajardo. El líder de Colombia Humana, criticado por su cercanía el chavismo durante casi dos décadas, da miedo a más de la mitad del país, como demuestran las encuestas. Su índice negativo ronda el 60%, lo que llevó desde hace meses a que el uribismo potenciara su campaña con críticas constantes contra él, como si no hubiera más rivales, situando el foco de los que querían el cambio en esa candidatura. La polarización funcionó finalmente, aunque la remontada de Fajardo en los últimos días asustó en las filas uribistas.
No hay duda de que la campaña de Duque profundizará en los vínculos de Petro con el gobierno de Nicolás Maduro, sobre todo sabiendo que en las tres semanas que restan para el 17 de junio una nueva ola migratoria atravesará la frontera entre los dos países. Desde Caracas se frenaron las muestras de apoyo a Petro, centrados ahora en mostrar su algarabía por lo que consideran una victoria segura del izquierdista Antonio Manuel López Obrador en México. Venezuela y sus connotaciones económicas es hoy el principal tema de preocupación para los colombianos
Será a partir de hoy mismo cuando los más ortodoxos de la derecha colombiana comprenderán por qué Uribe eligió a Duque, tan pragmático, con solo 41 años. Su perfil es imprescindible para recabar los apoyos centristas que le hacen falta para alcanzar la presidencia, que pueden llegar entre el 1.400.000 de votos de Vargas Lleras y los más temerosos en las filas centristas de Fajardo y Humberto de la Calle.
En cambio, el Polo Democrático y los Verdes, compañeros de alianza de Fajardo, están mucho más cerca ideológicamente de Petro, pese a sus mensajes radicales y demagógicos, incluso el disparo al aire con que días atrás denunció un fraude en el que nadie cree, mucho menos después de los resultados.
La batalla por el millón de votos de Fajardo en Bogotá será clave para el futuro del país. Un caudal de votos sorprendente para un dirigente de Medellín, que en debates y en la calle ha superado con creces a sus rivales. Y quien mejor conoce a su paisano es Uribe, quien temía que si Fajardo pasaba a segunda vuelta podía arrebatarles el triunfo final.
Porque Fajardo habría arrastrado con seguridad el voto del centro y de la izquierda frente al uribismo. El líder de la Coalición Colombia, sin embargo, cometió el mayor error de su vida política al no realizar primarias en marzo, como sus rivales, que se dieron a conocer en todo el país y que ya no soltaron la cabeza del pelotón.
Para peor, el liberal Humberto de la Calle se mantuvo en carrera, pese a su cercanía con Fajardo. Si los 400.000 votos de De la Calle se hubieran sumado a la alianza de Fajardo, este habría pasado a la segunda vuelta y hubiera pasado a ser el principal favorito para el ballottage. "Ese fue el punto de quiebre de la campaña", reconoció anoche De la Calle.
¿Y Juan Manuel Santos? Cercano a los derrotados Vargas Lleras y De la Calle, admirador de Fajardo, ha calificado a los dos ganadores de representantes de la extrema derecha y de la extrema izquierda. De la decisión que tome esa parte del país que se mueve en el mismo ámbito ideológico dependerá el resultado final de junio, a sabiendas de que en América Latina el empuje de ganar en primera vuelta suele arrastrar en la segunda. La última excepción la protagonizó el propio Santos en 2014.
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