Viaje relámpago del Papa a Estrasburgo para hablarle a Europa
Francisco es el segundo pontífice en visitar el Parlamento Europeo, después de Juan Pablo II
ROMA.- En el viaje más corto jamás realizado por un papa (apenas tres horas y 50 minutos), Francisco hará hoy una visita relámpago a Estrasburgo, Francia, donde por primera vez le hablará a toda Europa, un continente que en otras oportunidades definió como "cansado", al visitar el Parlamento Europeo y el Consejo de Europa.
El primer papa latinoamericano, descendiente de inmigrantes europeos, se dirigirá así no sólo a los más de 500 millones de ciudadanos de los 28 Estados miembros de la Unión Europea, sino también a los que integran el Consejo de Europa, 47 Estados, entre ellos Rusia, Turquía y países del Este que estuvieron bajo la órbita soviética. Es decir, a más de 800 millones de personas.
En medio de estrictas medidas de seguridad y con 900 periodistas acreditados, Francisco se convertirá en el segundo papa que visita el Parlamento Europeo, después de que lo hiciera Juan Pablo II el 11 de octubre de 1988.
Entonces aún existían el Muro de Berlín, la Unión Soviética y la Guerra Fría. El euro, la moneda común que comparten 18 Estados miembros, era un proyecto. Está claro que mucho ha cambiado en el escenario internacional desde entonces.
Europa lucha desde hace años por salir de una crisis económica que la ha deprimido, que ha golpeado especialmente a los países del sur del continente -los denominados Pigs: Portugal, Italia, Grecia y España-, que afecta especialmente a los jóvenes y que, hace unos años, hasta hizo temer que la unión monetaria pudiera estallar en mil pedazos.
Las dificultados económicas, el alto desempleo juvenil (21,6%), la soledad de los ancianos y el cada vez mayor rechazo a los inmigrantes que llegan de otros continentes escapándoles a guerras y miseria pusieron en crisis el modelo de una Europa próspera, abierta y equitativa.
Francisco viaja a Estrasburgo -en una visita a las instituciones europeas y no a Francia, tanto es así que no habrá encuentro privado con el presidente francés, Francois Hollande- después de haber viajado a Albania, país de la periferia de Europa, el 21 de septiembre pasado. "Es una señal que quise enviar", admitió el ex arzobispo de Buenos Aires durante el vuelo que desde Tirana lo llevó de regreso a Roma, volviendo a destacar su interés por los más pobres, los últimos, los excluidos, los marginados. Se espera que en sus dos discursos en Estrasburgo Francisco insista en la necesidad de una "globalización de la solidaridad" de parte del Viejo Continente y de una cultura del encuentro, de diálogo y paz, en momentos en que muchos esperan que Europa juegue un rol más claro en un escenario mundial explosivo, que el mismo Papa suele llamar "una tercera guerra mundial a pedazos".
Al respecto, y coincidiendo con el centenario de la Primera Guerra Mundial y el 70° aniversario del segundo conflicto mundial, es probable que el Papa también insista en la necesidad de la paz en Ucrania, un conflicto que pone en vilo a todo el Viejo Continente y que causó más de 4000 muertos en ocho meses.
Hace unos días, el presidente del Parlamento Europeo, el alemán Martin Schulz, escribió en L'Osservatore Romano, el diario del Vaticano, que la visita de Francisco "ayudará a responder" a la cuestión de "qué misión debe tener Europa en el futuro". Subrayó, por otra parte, que la visita "no es un ataque al laicismo de las instituciones europeas". De hecho, se espera que hoy algunos eurodiputados de izquierda se retiren del aula, en señal de protesta contra el hecho de que el Parlamento Europeo preste su hemiciclo para que el Pontífice pronuncie un discurso.
Más allá de lo institucional y político, en su viaje relámpago a Estrasburgo el Papa tendrá un momento emotivo: durante la visita al Parlamento Europeo, volverá a ver a Elma Schmidt, nonagenaria alemana que le alquiló un cuarto cuando, en 1986, vivió unos meses en Fráncfort, Alemania, con el fin de hacer una tesis sobre Romano Guardini, según se informó.
En vísperas del viaje, antesala de otro que hará el viernes a Turquía, el Papa mantuvo ayer una reunión de tres horas con todos los jefes de dicasterios del Vaticano para discutir algunas propuestas del G9, el consejo de nueve cardenales de todos los continentes que lo asesoran para la reforma de la curia.
Además, designó al cardenal africano Robert Sarah, de 69 años y oriundo de Guinea, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y de los Sacramentos. Sarah reemplazó al cardenal español Antonio Cañizares, nombrado hace unas semanas arzobispo de Valencia.
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