La crisis política y económica en Rusia. Yeltsin sigue sin un candidato de consenso
Volvería a postular a Chernomyrdin, pese a la oposición del Parlamento.
MOSCU.- Mientras en Rusia se acelera un proceso de virtual desintegración económica, con desabastecimiento, despidos masivos y cierres de empresas, el presidente Boris Yeltsin alargó ayer la crisis política que sufre el país al no decidir quién será su candidato para el cargo de primer ministro.
En las últimas semanas, Yeltsin intentó imponer en dos oportunidades a Viktor Chernomyrdin, quien fue rechazado por amplia mayoría en la Cámara baja (Duma), controlada por los comunistas.
"Confirmamos que el presidente no ha decidido aún a quién nominará como nuevo primer ministro", fue el escueto comunicado que el Kremlin hizo llegar ayer a la prensa.
Yeltsin tiene dos opciones. Por un lado, buscar un candidato de consenso con la oposición. Por otro, volver a presentar a Chernomyrdin, pero en caso de obtener una tercera votación negativa en la Duma, deberá disolver el Parlamento y llamar a elecciones.
Esta situación, que aparece como un fuerte revés para el presidente, significaría en realidad serios problemas para la oposición, que en medio de la crisis se quedaría fuera del Parlamento y sin poder influir, al menos por un tiempo, en el proceso político.
"En realidad los comunistas de la Duma no tienen ningún interés en llegar a esa situación", dijo a La Nación una alta fuente legislativa rusa en los pasillos del Kremlin, donde sesiona el congreso número 100 de la Unión Interparlamentaria.
"Se produciría un vacío legal muy grande y Yeltsin lo podría aprovechar para gobernar a sus anchas mediante decretos hasta tanto se vuelva a constituir la Duma. Además, en este contexto sociopolítico, ¿cree usted que los comunistas se quieren quedar sin su cómodo sillón en la Duma?", señaló la fuente.
Tal vez por esta situación, Yeltsin podría redoblar la apuesta y volver a presentar, por tercera vez, a Chernomyrdin, a quien los comunistas responsabilizan por lo que, según consideran, fue el fracaso del proceso de modernización del país en los últimos años.
"La posibilidad más firme a esta altura es que se vuelva a postular a Chernomyrdin", dijo a La Nación un comentarista político de un matutino alemán que lleva años en Moscú.
Lo cierto es que Yeltsin no tiene a mano otros candidatos disponibles. Los tres que fueron señalados como posibles postulantes ya han dicho que no están interesados en el cargo. El carismático intendente de Moscú, Yuri Luzhkov; el presidente de la Cámara alta, Igor Stroyev, y el ministro de Relaciones Exteriores, Yevgeny Primakov, miran todos para otro lado cuando se habla de ellos como candidatos. Entienden que quien asuma el cargo en medio de la feroz crisis económica tiene muchas más posibilidades de terminar con su carrera política que de impulsarlas. Los comunistas, en tanto, advirtieron ayer que no permitirían que Yeltsin gobierne por decreto en caso de llegar a la disolución de la Duma. Ayer volvieron a amenazar con el juicio político ("impeachment") si Yeltsin insiste en postular a Chernomyrdin. De esa forma, el presidente no podrá, durante dos meses, disolver el Parlamento.
Otro que irrumpió ayer en el mapa político fue el carismático general Alexander Lebed. Dijo que no le interesaba el cargo de primer ministro, aunque advirtió que no permitiría que continuara el vacío político y aseguró que estaba dispuesto a "tomar responsabilidad" por el país, aunque no explicó de qué clase.
La crisis se profundiza
Estas idas y venidas ocurren en medio de un proceso de profundo deterioro económico. Algunas provincias rusas ya han dispuesto controles de precios para evitar la indexación que se produce a diario sobre los productos básicos. La nafta aumentó anteayer un 40 por ciento. El gobierno, por su parte, realiza anuncios poco claros que reflejan buenas intenciones pero que nadie sabe cómo se llevarán adelante.
En los supermercados de Moscú escaseaban ayer productos básicos tales como la harina. "Es como si alguien hubiera venido y apagado la luz", se lamentó Igor Mikheyev, un productor de televisión que comentó que en su canal estaban levantando programas por retiros de pautas publicitarias. Los restaurantes de la ciudad ya están casi vacíos y todos dicen estar preparándose para tiempos aún peores.
En algunos periódicos populares rusos ya aparecen largas "recetas anticrisis", aprendidas durante los duros años del comunismo. Algunas, que parecen tomadas en tono de broma, señalan que "no se deben tirar los calcetines agujereados. Se pueden usar junto con otros calcetines agujereados, enfundando ambos al mismo tiempo y teniendo cuidado de que no se superpongan los agujeros".
Señoras de edad aconsejan en cartas a los matutinos cómo preparar detergente raspando el jabón. Lo cierto es que se calcula que ya son unos 60.000 los nuevos desempleados sólo en el sector financiero, a los que rápidamente se suman trabajadores provenientes del comercio y de la industria. A su vez, la devaluación ha pulverizado los ahorros de la clase media rusa que ya no puede pensar en vacaciones ni en otros lujos a los que comenzaba lentamente a acostumbrarse.