En su segundo mandato. Zapatero, más duro frente a la inmigración
Tras la asunción de un nuevo ministro
MADRID.- El flamante gobierno del presidente José Luis Rodríguez Zapatero podría endurecer su discurso frente a los inmigrantes, tras la asunción, ayer, del nuevo ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, quien ha afirmado que sólo deben permanecer en España los extranjeros con contratos de trabajo.
El diario español El País afirmó que la llegada de Corbacho, que ayer juró el cargo ante el rey Juan Carlos junto con los otros 16 nuevos ministros de Zapatero, "endurece el discurso del gobierno" en materia de inmigración.
El periódico recordó la advertencia que pronunció Corbacho antes de tomar posesión del cargo: "En este país, todos los inmigrantes que sean necesarios, pero todos con contrato de trabajo. Eso debe ser incuestionable".
Corbacho recordó además las nuevas propuestas de Zapatero para fomentar el retorno de los trabajadores extranjeros a sus países, especialmente los desempleados. "Si el tema del empleo se quiebra, se debe facilitar que el que quiera retornar a su país pueda hacerlo", dijo el nuevo ministro.
Sus declaraciones, sin embargo, "no implican, de momento, un cambio en la política desarrollada por el Ejecutivo durante la pasada legislatura", aclaró El País . Pero agregó que el nombramiento de Corbacho supone "un giro de 180 grados respecto del discurso de su antecesor Jesús Caldera, quien solía incidir en el aspecto solidario de las decisiones del gabinete sobre los extranjeros".
Caldera, de hecho, afirmó la semana pasada que su sucesor seguirá aplicando el modelo actual de inmigración, pero que, debido a la desaceleración económica y el creciente desempleo que golpean a España, podría haber menos contrataciones de extranjeros. "Los inmigrantes seguirán siendo necesarios, aunque quizás en menor medida", reconoció.
Para su segundo mandato, Zapatero creó el Ministerio de Trabajo e Inmigración, a cargo de Corbacho, lo que le permitirá hacer más visibles sus políticas para los trabajadores extranjeros y enfrentar mejor las críticas de la oposición conservadora. Se trata de un cambio de nombre -hasta ahora el Ministerio de Trabajo se ocupaba de las políticas migratorias-, pero que hace más visible el objetivo de Zapatero en materia de inmigración, que consiste en priorizar las entradas "legales", en un país que ya cuenta con un 10 por ciento de población extranjera.
Con Caldera como ministro de Trabajo, el gobierno llevó a cabo en 2005 una regularización extraordinaria de 700.000 inmigrantes ilegales que tenían un contrato de trabajo, una medida que fue muy criticada por el opositor Partido Popular, por supuestamente alentar la inmigración ilegal a España.
Junto con Corbacho, juraron ayer sus cargos siete ministros y nueve ministras, que por primera vez en la historia de España superan en número a sus compañeros hombres. Zapatero conserva en su segundo gobierno el núcleo duro de su equipo anterior, formado, entre otros, por el vicepresidente económico Pedro Solbes y el canciller Miguel Angel Moratinos.
lanacionar