A prueba de hackers
Uno de los principales escollos que debió sortear la venta por Internet para lograr su masividad, al menos en el caso de los Estados Unidos, fue el temor de los usuarios a depositar en la red su número de tarjeta de crédito.
Como consecuencia de los continuos robos de información que se perpetraron en los inicios de esta actividad comercial, las grandes compañías debieron diseñar programas de seguridad infranqueables para los hackers -piratas informáticos- que sustraían los números de tarjetas de crédito y gastaban a cuenta de su dueño.
"Para tener cualquier tipo de comercio en Internet, lo único indispensable es poseer un buen software de transacción segura", confirma Guillermo Rastelli, gerente general de La Disquería. "Nosotros tenemos un arreglo con Microsoft, que nos dio lo último que tiene en programas de transacciones seguras. Por lo tanto, no hay ningún tipo de riesgo para la persona que quiera poner su tarjeta de crédito en la red."
Cuando a través de la red se ingresa en un sistema de transacciones seguras, un pequeño candado cerrado aparece en la parte inferior de la pantalla. Eso significa que cualquier información que se introduzca no podrá ser violada por los hackers.
"Los riesgos fundamentales -continúa Rastelli- son cuando uno incorpora los datos de su tarjeta de crédito dentro de un correo electrónico. Es muy fácil hackear esos servidores. Por eso, cada vez son menos los que lo utilizan como medio para realizar ventas."
Desventajas de este mundo
Según Javier Fainzaig, uno de los responsables de Faro Buenos Aires, "estar en el Tercer Mundo tiene una cantidad de desventajas enormes, más allá de que todo sea más caro. La Argentina no tiene comercio en línea. Visa Argentina hace como un año que dice que va a sacar las transacciones en línea, pero no lo hizo nunca. Y las tarjetas de crédito siguen cobrando en el país tasas descomunales. Por lo tanto, para tener un sistema de transacciones seguras, nosotros tuvimos que contratar a una empresa de Canadá".
Pero, más allá de eso, Fainzaig señala: "También hay mucho de miedo por la novedad. Porque cuando uno va a un restaurante no puede evitar que alguien anote los datos de su tarjeta y llame a la empresa Ticketmaster y compre entradas para cualquier show. Pero nadie se anima a decir que pagar una comida con tarjeta de crédito es inseguro".
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