Alessandra Rampolla: "Soy jodona, pero no siempre soy la más fácil"
La experimentada sexóloga habló con LA NACION sobre todo: sus amores, su duro divorcio y su polémico paso por Dale! la tarde
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Alessandra Rampolla vino a la Argentina para presentarse en la Feria del Libro. La entrevista con LA NACION fue en el hotel boutique donde estuvo alojada. Ella, divina, bajó al lobby impecable de la cabeza hasta los talones. Sorpresivamente, en los pies tenía puestas unas ojotas. "Está claro que las fotos van a ser de la cintura para arriba, ¿no?", le adviertió al fotógrafo. Yo agradezco internamente el descuidado detalle: es tan bella y está tan bien producida que me siento una indigente al lado suyo.
-Llevás una vida de locos. Te la pasás viajando.
-Es un poco extraño pero me funciona, me sirve y me permite hacer tantos proyectos, tantas cosas a la vez.
-¿Cuántos trabajos tenés?
-Demasiados. Pero así lo elijo y así lo quiero. Me aburriría si estuviera todos los días haciendo lo mismo. Los libros, la tele, algo de moda y belleza...
-¿Te sentís un referente único en lo tuyo? Si te tuviéramos que reemplazar, nos costaría.
-¡Es que no soy reemplazable! Hay otras profesionales, por supuesto. Pero yo creo que se ha establecido una cierta credibilidad y también he sentido que hay un respaldo muy fuerte, más allá de la sexóloga, hacia mí como persona. Yo siempre he sido muy abierta con el público y el público siente que me conoce. Hay una cosa de mucha confianza.
No estoy todo el día sonriendo, ni contenta. Soy muy exigente con mis cosas.
-¿Sos siempre tan simpática?
-No, no. No estoy todo el día sonriendo, ni contenta. Soy muy exigente con mis cosas. Soy jodona, pero no siempre soy la más fácil. Es cierto que arranco desde un buen lugar, trato de que haya buena onda, me gusta que haya buena energía a mi alrededor, que la gente se entusiasme con lo que estamos trabajando porque salen mejor las cosas. Y con el público no tengo como no ser cariñosa y amable porque me son tan cariñosos y amables que me sería rarísimo regresar algo distinto de lo que me dan.
-¿Te sentís una celebridad? ¿Te sacan fotos comprando en el superercado?
-No tanto. Como yo soy un poco nómade, no se sabe nunca dónde me van a encontrar. No estoy siempre en mi casa como para que el fotógrafo de turno sepa que yo hago compra en tal super y me encuentre de vez en cuando allí... Pero estoy siempre en movimiento y con la agenda bastante cargada, yendo a lugares específicos, entonces no me pasa tanto. Pero sí reconozco que hay un interés del público. Llego a países en donde nunca he estado antes y me encuentro con la sorpresa de que me conocen. Me choca todavía porque no pienso de mí misma de esa manera.
-Después de Puerto Rico, ¿cuál sería tu segundo hogar?
-¡Argentina!
-¡Eso es demagogia!
-Te lo juro por lo más a santo. Yo no sé cómo la Argentina llegó a mi vida, pero me siento muy cómoda, muy identificada acá.
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-Tenés el mérito de que ciertos hombres te consideraron sexy a pesar de ser gordita.
-Es rarísima la historia con mi cuerpo porque yo no crecí siendo una chica con sobrepeso. Yo era flaquita, flaquita hasta la Universidad... Después tuve una situación de vida que me llevó a engordar. Lo tengo bien entendido. Mi psicóloga me ha ayudado mucho. Está todo resuelto y todo manejado. Todo tiene una explicación. Pero sí me parece muy interesante que yo me convirtiera en una persona pública justamente cuando subí de peso. Es casi como si yo hubiera dicho: "Voy a engordar para salir en la tele".
-Como rasgo de distinción.
-Claro. Tipo "ahora sí que voy a hacer mi marca". Y no. Justo se dio la oportunidad, me dí cuenta que me gustaba, que tenía una facilidad de hablar, que no me asustaba la cámara, que no me sentía intimidada por el proceso de hacer televisión... Y a la gente le gustó. Siempre lo adjudiqué al tema que manejo, que llama mucho la atención y que en ese momento no había mucho de eso. Pero estuvo bueno que coincidiera con esa etapa de mi vida para dejar sentado que "la belleza no tiene que ser solamente vista desde un solo costado". La verdad es que me llena de orgullo pensar que soy parte del motivo por el que algunas personas ampliaron su mirada sobre lo que consideran sexy o atractivo.
-Los modelos en televisión...
...son iguales. Todo el mundo se parece.
-Pero así no es en la vida.
-No. No pasa por ahí. Yo bajé a peso normal pero todavía me considero una gordita que cae bien o es sexy. No soy una chica flaca.
-Yo también me considero gordita.
-Pero tú eres argentina.
Yo era flaquita, flaquita hasta la Universidad... Después tuve una situación de vida que me llevó a engordar
-¿Qué tiene que ver?
-Ya fuiste criada con una manera de pensar sobre qué es gordita y qué es flaquita y es distinto a lo que yo pienso de qué es gordita y qué es flaquita. En Puerto Rico, el ser humano es el ser humano, somos de permitirnos más curvas. No es que la mujer naturalmente nazca con más, es que naturalmente estamos más cómodas en un peso donde se puede tener más curvas que lo que la mujer argentina se permite. Así que yo a ti te veo flaquita.
-Además hablás de sexo con mucha naturalidad.
-Porque siempre lo hice con conocimiento profesional. Y lo puedo sostener porque mi motivación es distinta a cualquiera que se ponga a hablar de sexo sin saber. Esto es mi profesión. No lo hago para llamar la atención.
-¿Cómo atravesaste tu divorcio? De afuera se vio como algo muy rápido y fácil.
-Fue muy rápido. Tomamos la determinación de terminar con el matrimonio y tres semanas más tarde el divorcio estaba resuelto. Como no teníamos hijos y teníamos capitulaciones, fue muy fácil.
-¿No hiciste duelo?
-Sí, hice duelo durante el matrimonio.
-Dicen que las mujeres hacen el duelo durante el matrimonio, es cierto.
-Yo no sé cómo suele ser el resto de la gente. Mi primero y espero único divorcio fue así. Yo creo que el grueso del duelo fue en los últimos meses del matrimonio y ya cuando tomé la determinación estaba completamente segura que yo quería salir de ahí. Igual fue dificilísimo. Fue muy doloroso. Pero creo que lo manejamos bien. Todavía somos amigos, nos hablamos de vez en cuando, no tanto como antes, pero sé de él regularmente. Aprendimos un montón. Nos agarramos de la mano y dijimos: "Vamos a pasar ahora por este mal momento". Nos acompañamos y cada cual siguió por su lado. La vida me sorprendió poco después con un nuevo amor, con Bob.
-¿Cómo es él?
-Muy guapetón, buena gente, muy buena onda.
-¿Te gustaría volver a casarte?
-En mi realidad de hoy no está bien el matrimonio. No sé si mañana voy a tener ganas de casarme. Hoy te diría que no me volvería a casar. No tengo ganas. Pero estoy muy bien en la pareja. Y no hay prisa para nada. No hay necesidad.
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-El que tiene prisa es el reloj biológico…
-El tema del bebito lo tenemos más que instalado. Estamos buscando hace tiempo. En cuanto se nos dé ahí sí que lo voy a gritar porque tengo unas ganas terribles.
-¿Cómo fue esa época entre la separación y el momento en que conociste a Bob?
-Muy divertido, quería disfrutar de mi soltería y estuve con todos y con ninguno.
-Sexo sin amor.
-Me puse en una posición muy abierta. Fue decir: "¿A ver qué pasa? ¿Para dónde me lleva la vida?"
-¿Hubo algún argentino en ese lapso?
-Puede ser. El hombre argentino es muy seductor.... Ahora me quedo feliz con mi Bobby, pero tengo que decir que hay muchos puntos para el hombre argentino. Yo tuve muy lindas experiencias con ellos. Son muy chamulleros. Son "labiosos", como le dicen en Puerto Rico. Pero hablan tan bonito y con ese acento... ¡Pero ninguno como Bobby! El boricua vino y dijo "esta mujer se queda conmigo y ya".
-Estás enamoradísima.
-Me idiotizo un poco.
-¿Cómo hacés para viajar sin él?
-Es difícil. Hemos hecho una regla: no pasar más de dos semanas sin vernos. El año pasado, en agosto, yo hice gira de teatro acá en Argentina. Él no pudo venir porque tenía otro trabajo en Puerto Rico que no había terminado. Bobby es productor de música y cuando está haciendo una grabación no es que puede decir: "Vengo el mes que viene..." Tiene su trabajo y hace lo suyo. Entonces pasamos todo un mes sin vernos y lo sufrí mucho. La segunda mitad de la gira había un boquete negro en mi corazón que no me dejaba respirar bien. Él la pasó muy mal también. De ahí en adelante dijimos que no más de dos semanas. Lo arreglamos. Ahora solamente hacemos viajecitos de 10 días y si va a ser más que eso, organizamos y hacemos planes para que él también pueda viajar. Se trae su trabajo consigo, su equipo, se instala en el hotel y yo me voy y él se queda trabajando en sus discos, en sus cosas.
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-¿Cómo fue tu experiencia en Dale! la tarde?
-Fue muy polémico. Tuve una extraña experiencia porque yo esperaba otro tipo de programa. Creo que eso le pasó a todo el mundo. La intención era hacer un magazine, no tan volcado al espectáculo, ni al chisme y me encontré con el problema que de entrada yo lo sentí muy volcado a eso. Más allá de que me pareció encantador Mariano Iudica y Florencia Peña también... No tengo ninguna queja con la gente de producción pero había algo con lo que yo no me sentía del todo cómoda. Pensé que se me iba a pasar, que me iba a acostumbrar pero no. Entonces fue más fácil simplemente dar las gracias. Tenía otros proyectos acá con Utilísima así que decidí terminar aquello y enfocarme en lo otro. No fue una mala experiencia, sólo que no hubo el feed back que esperaba.
-¿De qué se trata el programa de Utilísima?
-Hemos hecho un programa hermoso que no es de sexo y que me entusiasma mucho. No puedo contar mucho, pero no es un programa típico de sexo como el que están acostumbrados a verme. Tiene que ver con las mujeres y con nuestra vida. Es un programa dirigido a la mujer, con la intención de ayudar a que se sienta poderosa y que pueda vivir más felizmente su vida.
-Algo de eso hay en este nuevo libro, "Juntos y revueltos, ¿para siempre?"
-Sí, porque siempre hay algo para aprender. Y este libro es clave porque no es solamente hablar de sexo. Cuando vas a hablar de una relación de pareja a largo plazo, no puedes solamente enfocarte en la parte sexual. Es todo mucho más complejo. Hay que poner un contexto más amplio para que pueda integrarse la sexualidad desde un lugar que beneficie a la pareja. Entonces hice todo lo posible por presentarlo de ese lugar más macro. Y tratar de invitar al público a que se animen a armar su relación a medida. Porque yo creo que las relaciones de pareja tienen que ser a medida. Y demasiadas veces no las hacemos a medida. Hacemos lo que pensamos que se supone que sea. O respondemos a las expectativas externas de familia, sociedad, o un montón de cosas que tal vez no son las que nosotros realmente queremos. Y eso es la receta para un gran desastre. Eso lo aprendí. Y lo quise comunicar.
-¿Aprendiste con tu separación?
-Sí, sí, sí. Fue una desilusión muy grande. Yo me casé para toda la vida. De verdad. Traje a 80 personas de Puerto Rico a la Iglesia del Pilar a presenciar mi matrimonio esplendorosamente hermoso. Realmente fue con intención de que fuera para siempre. Y no fue así. Y es muy duro pasar por eso. Entonces se aprende, obvio. Pero está bueno porque me fortaleció mucho. Hay convicciones ideológicas en las que realmente creo. Y de repente me encontré en una situación de pareja donde era imposible que hubiera congruencia.
-¿Qué fue lo más difícil de divorciarse después de cuatro años?
-Decírselo a mis sobrinos porque soy muy apegada con los chiquitos y ellos lo aman a John. Darles la noticia de que yo había tomado esta determinación... Para las nenas fue bien difícil esa parte y para mí fue bien dura. Pero aprendimos. Y ahora creo que tengo las herramientas necesarias para -junto con mi pareja- armar una relación distinta que nos sirva a nosotros y que funcione. Y que sí pueda ser el para siempre. Y si no es para siempre que el tiempo que dure si no que la experiencia sea maravillosa.
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