Ultima página. Bestiario
Hay perros que ya se ganaron un lugar en el cielo. Como el santo de Enzo que, cada vez que Salomé Bálsamo llega a Olavarría, corre a la casa de su abuela Coca para jugar con él. Lo persigue de la mañana a la noche por todos lados, le da de comer y beber a toda hora, lo abraza y se acuesta arriba de él, y sus tres tíos la pasean sentada en su lomo. Salomé lo lleva con la correa por el barrio y se lo presenta a todo el mundo, orgullosa y a la espera de piropos para los dos. Por amor, Enzo se deja poner antenas de corazones. No se separan ni por un minuto. Cuando Salomé parte, el perro duerme varios días seguidos. Pero todo el mundo la extraña. Enzo incluido.
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Titlis, pastor canadiense en plena etapa de entrenamiento, custodió las pistas de esquí de Las Leñas junto con Patricia Gresznaryk durante la última temporada invernal. “Realizaron un excelente patrullaje con absoluta dedicación y profesionalismo”, evalúa Aída Pawlak. Más allá de las responsabilidades diarias, Titlis no perdió oportunidad de descansar como los zorros, siempre con sus orejas atentas.
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La gata siamesa Lola presenta dos talentos que complican su elección vocacional. “Lola claramente se inclina por la carrera de Letras, tal como puede verse en la foto. Aunque nosotros no descartamos para ella un brillante futuro como jugadora de hockey femenino, ya que es una excelente arquera de pelotitas de papel”, comenta Diana Frey. Ser o no ser... siguen con el dilema.
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Laucha y Petunia saben qué es eso de andar con la ñata contra el vidrio o, más precisamente, contra la puerta. “Laucha entró a casa solicitando asilo desde la calle hace diez años. Petunia, la más pequeña, llegó hace cinco años. Vivía en una alcantarilla y logró que mi padre, Alfonso, la rescatara”, cuenta Alfredo Fushimi. Ahora siguen a la espera, pero por motivos menos dramáticos. Minutos antes de las 12 se las ve siempre a la expectativa. “Esperan que salga el mozo (Alicia, mi madre) con el menú solicitado”, dice Fushimi.
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“Esta perra es un bichón frisé, tiene cinco años, es la alegría de la casa y la mejor amiga de Alejandro, que tiene 9 años. En cada visita, Lila lo recibe con los mejores honores: salta, ladra, lo besa y torea si no le devuelve el saludo con la misma intensidad. Es súper inteligente y le gustan los huesos, pero los de verdad, aunque debe resignarse –porque es muy alérgica– a los huesitos de utilería –cuenta Miriam Mazover de Buffadossi–. Toda la familia y muchos otros la amamos con un cariño que no es de utilería, ¡sino de verdad!”
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“Este es Felipe, el primer gato que tenemos desde que nos mudamos de San Isidro. Nos parecía que iba a hacer mucho lío en un departamento, pero la verdad es que el gato se portó de diez”, presenta Florencia Mamani. “Felipe es un capo... Es malo a veces, pero se resigna y se vuelve franelita”, dice. Mamani aclara que es naranja. Pero esta foto en blanco y negro le pareció mucho mejor.
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