Camila Cabello hizo bailar y emocionar a sus seguidores en el DirecTV Arena

Como todo artista que decide dejar de ser la voz destacada de una banda teen para desarrollar su proyecto solista, Camila Cabello no la tiene fácil. La cantante nacida en Cuba y nacionalizada estadounidense tiene 21 años de vida, cinco de carrera como un quinto de Fifth Harmony -la girlband nacida de The X Factor-, y casi dos más en soledad. Luego de abandonar en términos poco amigables la banda, este año lanzó Camila. El disco fue un cohete que debutó en el primer puesto de ventas, y que presentó por primera vez en el Hipódromo de San Isidro, como invitada al último Lollapalooza y con una idea en la cabeza: "Va a haber una sola persona cantando mis canciones y va a ser mi mamá". Luego de descubrirse equivocada, este sábado Camila pisó el DirecTV Arena para cerrar el círculo en la Argentina y terminar de responder: ¿tiene lo que hace falta para ser solista?.

Media hora después de que Lali oficiara de telonera, se proyectó la imagen inaugural del show: los ojos cerrados de Camila y un contador sobreimpreso que llegó a cero. Al hacerlo, la protagonista abrió los ojos en el video y entró a escena cantando "Never Be The Same", la canción de amor tóxico y obsesivo que da nombre al tour. A partir de ahí, se narró una historia de corazón roto, sanación y autodescubrimiento construída entre las letras, los separadores audiovisuales y los speechs de empoderamiento personal que Cabello desplegó, en un español casi perfecto, durante la hora y media que duró el show, y que remitieron a su partida dolorosa de la girlband.

En el primer tramo, "Inside out" y "She Loves Control" compusieron la faceta livina y danzarina. Algunos problemas con el micrófono, unos bailarines que no terminaban de integrarse al show y una pose sexy que le quedó algo impostada no permitieron que Camila despegara del todo.

Sin embargo, todo cambió a partir de "Consequences", la balada que interpretó en el teclado y en la que arrancó el segmento de corazón roto y, a la vez, de comunión total con su audiencia, a la que arengó para cantar el estribillo. "Lo importante es también lo que pasa en el público. Esta noche les pertenece a ustedes", dijo antes de continuar con el show.

En la línea sensible y conectadísima con el estadio, Camila cantó "Something Gotta Give" acompañada por imágenes referentes al control de armas en Estados Unidos, al movimiento Black Lives Matters y a la Women’s March.

A pesar de eso, el momento en el que a su público de chicas adolescentes realmente se les corrió el glitter por las lágrimas fue durante "In The Dark". Camila introdujo la canción hablando del autocuidado y de permitirse atravesar el dolor. Sus fans le respondieron llenando el estadio de carteles que decían "You are the light in our darkness" ("vos sos la luz en nuestra oscuridad"). Sin que tuviera que pedirlo, todas las butacas hicieron silencio para permitirle cantar una estrofa a capella y confirmaron que su ida y vuelta no tiene fallas: ¿cómo Camila Cabello no va a tenerla clara hablándole a chicas muy jóvenes, si es una de ellas?

Hacia el final, Cabello volvió al pop alegre y a la vibración latina que la hicieron explotar en los rankings con "Sangria Wine" y el mega hit caribeño "Havana", y confirmó que, aunque su fuerte son las baladas de lucimiento vocal, puede llevar con frescura cualquier género.

La estética ecléctica, algunos elementos fuera de lugar o que los singles iniciales no hayan sido incluidos en el álbum parecen sugerir que Camila Cabello también se pregunta por momentos cuál es su identidad como solista. En un tour de iniciación, Camila se hace esa pregunta y juega pruebas sobre sí misma y eso está bien porque tiene 21 años y se hacer cargo de ser una de las chicas, aunque una especialmente talentosa.