Charly celebró con sus aliados
45 años: García llenó el teatro Opera para celebrar su cumpleaños con música, amigos y ese público que sólo exige algunas buenas canciones para compartir.
"Como estaban todos distraídos, aproveché para hacer una fiesta." Charly García subió nuevamente a un escenario porteño para celebrar su cumpleaños con música y un público que colmó la sala y no en vano se define como aliado. Incondicionales, entusiastas y apasionados, los asistentes no se fijan en desprolijidades ni en improvisaciones. Se contentan con ver a su ídolo allí, excitado bajo las luces, muy conversador, muy irónico y en un explícito enfrentamiento con la prensa.
Hasta quiso explicar qué es "Say no more, constant concept", pero en algún momento se perdió haciendo bromas. "Yo sólo dije que estaba en llamas cuando me acosté", resumió cuando intentó aclarar los últimos hechos que lo tuvieron como protagonista.
Fue un ensayo multitudinario. Uno de esos recitales que Charly se puede permitir por lo mucho que hizo por la música, aunque últimamente los resultados no estén a la altura de otros tiempos.
El afecto que recibe es incondicional. Y merecido, por supuesto, de parte de un público que sólo espera escuchar y cantar algunas buenas canciones. Y eso lo tienen en cantidad en buena parte del repertorio.
Música y amigos
Ya el inicial "Don`t Let Them Bring You Down", de Neil Young, lo muestra extremadamente conversador, sin prestarle demasiada atención a la cuestión instrumental. Este tema, traducido por el propio Charly, no pudo ser incluido en su próximo álbum por no haber obtenido la autorización del sello que edita a Young.
Esta primera parte del show -que se dividió en tres de poco más de veinte minutos- incluyó "Rezo por vos" (que compuso junto con Spinetta), "Promesas sobre el bidet" y "Say no more".
En esta primera parte, encendía cada tanto una pantalla de video que, entre otras imágenes, mostraba titulares de los diarios. Y hasta se animó a romper una guitarra para arrojársela al público.
Después del primer intervalo llegan los invitados. El primero es León Gieco, que no tiene más que improvisar (como sucedió toda la noche) una versión de "El fantasma de Canterville".
Después llegaron Mercedes Sosa para "Inconsciente colectivo" y "De mí", y Juanse para la eléctrica "La sal no sala".
La ironía, siempre
Paseó por el escenario, como siempre. Fue de aquí para allá, bromeó con los músicos, pateó equipos y habló mucho con el público, donde siempre encontró gestos de aprobación. Hasta ironizó con alguno de sus colegas. En realidad, le tocó a Fito Páez: "¿Qué les pasa?, ¿quedaron así después de escuchar música clásica?" También pidió el regreso de Maradona al fútbol (?) y silencio para ver la televisión. Con algunas distracciones, como cuando cantaba Mercedes y se puso a conversar con García López. La cantante, como una madre, sólo dijo: "Charly", y él volvió a la música.
García no necesita más que mostrarse naturalmente, con la electricidad que lo caracteriza, para hacer que su público delire de alegría. Una alegría que brotaba antes de abrirse el telón con un "cumpleaños feliz" entonado por la platea y que se extendió hasta el último gesto de García, que al final de la fiesta imitó al cantante de Ratones Paranoicos y se arrojó sobre su público, lo que ocasionó un revuelo ma- yúsculo.
Finalmente, fue uno más entre aquellos que, en cuestión de horas, respondieron con su presencia a una convocatoria inesperada y a mil. Otra travesura de Charly y sus aliados.
Lo nuevo, en cuentagotas
Las expectativas giraban en torno de "Say no more", el álbum que ya tiene listo Charly García, pero que todavía no está en las bateas. Un trabajo que, según él, refleja la última etapa de su vida y del cual se escucharon en el show de anteayer "Say no more", "Soy insoportable" (¿el próximo hit?) y "Necesito un gol".
En fin, se adelantaron pocos temas nuevos y hubo muchos de etapas anteriores, que son los que resultan más efectivos para un público que, sobre todo, quiere cantar, formar parte de ese universo que casi siempre está a punto de quedar fuera de control.
Al menos ésa es la apariencia que tanto disfruta Charly. A veces, en forma exagerada, por pura provocación, pero él puede darse ese lujo.
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