¿Por qué se destacan Damages, Dexter, Dirt, Extras y Ugly Betty?
Si la regla de la industria televisiva es que de cada cincuenta series que se estrenan por cable apenas un puñado logra sostenerse más allá de la segunda temporada y que apenas cinco valen la pena realmente, aquí va un humilde aporte para detectar lo bueno de este año en la marea de estrenos, reposiciones y bodrios.
Mejor sería dedicarse a Damages. La serie que va por AXN, los martes a las 21, es un único flash back de la aspirante a abogada Ellen Parsons (Rosa Byrne) desde que sale de un ascensor ensangrentada hasta el día en que empezó a trabajar en el estudio de la fiscal Patty Hewes (Glenn Close). El conjunto es una novela de aprendizaje abarrotada de maltrato y hostigamiento al más débil, lo que tan bien le sienta a Close desde que la conocimos quemando un conejo en Atracción fatal y, mucho después, martirizando a gatitos de almanaque en 101 dálmatas. Historias de ´sufrir para ganarse el cielo y obtener el infierno´, a esta altura, pueden parecer puro cliché de Hollywood, y se estará en lo cierto. Pero vale ver el solo actoral de Glenn Close, especialmente ensañada con las corporaciones, y con un magnate en particular (Ted Danson), y a su vez tan vil con los eslabones más bajos de su equipo, ambigua y contradictoria. Demuestra que las villanas de hoy encuentran sus mejores rostros en las mega celebridades de los ’80, como Close en Damages o Meryl Streep en El diablo se viste a la moda.
Se recomienda tantear a Dexter, donde un forense de Miami sublima su instinto asesino investigando crímenes bestiales. Los creativos de Dexter (los miércoles a las 22, por Fox) ni siquiera intentan disimular el parentesco directo con Six feet under, que inauguró el boom mortuorio, y por eso la protagoniza Michael C. Hall, de aquella serie fundadora. Dexter elige la tradición de las buenas citas antes que la de los robos, y pone más interés en el humor negro y en el mundo interior de su protagonista, que descubre un Hyde dormido en sí mismo y le roba presencia a los detalles de la resolución del caso. Se desafía el género policial diluyendo el enigma; Dexter es un investigador sensible y tentado por una pasión oscura, más en la gama de David Duchovny en Californication que en la de los agentes de CSI.
Y ver Dirt. Es el regreso mejor consumado (los domingos a las 21, por People & Arts) de un ex intérprete de Friends a un buen papel, en las antípodas del intento fallido de Matt Le Blanc en Joey. Courteney Cox (ex Mónica) no se sube a la secuela fallada de lo que la hizo famosa y, en cambio, propone a una malvada cool en Lucy Spiller, que dirige las revistas sensacionalistas Dirt y Now. Sirve para entender el ascenso social del paparazzo en Hollywood, que recibió su pase a estrella el día que el monstruo de E.J. Woody consiguió un programa propio en E! provocándole ataques de nervios a las estrellas con insultos que luego van a tapa. Dirt imagina a una chimentera que lee a Marcel Proust y relata con realismo las alianzas entre los paparazzi y las celebridades, justo cuando Britney Spears quedó embarazada de uno. Dirt llena de nombres propios conocidos su guión, y triunfa donde Entourage es gruesa: en la buena sintonía con la actualidad.
Por supuesto, Extras. Ricky Gervais nunca defrauda: se lo supo en The Office y se lo confirma en Extras (viernes a las 22, por I Sat), donde se cuentan las sets decadentes de películas de bajo presupuesto desde la mirada marginal de un figurante sin texto, con ese resentimiento ideal para el humor negro, multitarget (también contra minorías étnicas y discapacidades), pero con saña especial puesta en el retrato de celebridades. Desde Kate Winslet a Ben Stiller hacen de sí mismos con sus peores rasgos de divos a la vista, voluntariamente expuestos al escarnio sólo porque detrás está el genio de The Office.
De yapa, Ugly Betty. Se estrenó en noviembre del año pasado (los domingos a las 21) con una Betty, a cargo de América Ferrera, que no habla con el cacareo que en el original colombiano de Ana María Orozco llegó a hacerse impasable. No le cuesta mucho brillar en el contexto de lo nuevo de Sony que no logra recuperar el brillo perdido de los noventa cuando la señal era el sinónimo de las series populares y de calidad.
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