Cincuenta años entre las cuerdas
Con un nuevo disco -el primero en diez años- y numerosos reconocimientos, Eduardo Falú celebra medio siglo junto al folklore.
Para Eduardo Falú, el tiempo no ha pasado. El romance con la guitarra sigue intacto. Hasta le parece mentira que esté cumpliendo 50 años junto a la música folklórica. "No quería que este aniversario trascendiera demasiado. Pero mucha gente que me quiere se encargó de hacermelo notar. Ni siquiera quise hacer un recital, para que esta celebración no se convierta en un negocio", confiesa el guitarrista, con ese tono épica que supo impregnar a sus obras.
A pesar de la reticencia del músico comenzaron los reconocimientos. Hace poco la Universidad Nacional de Córdoba le entregó el título Honoris Causa, por su aporte a la cultura. La Cámara de Diputados le rendirá mañana un reconocimiento a su trayectoria en el Salón de los Pasos Perdidos. Y el sello Epsa sacará, a mediados de año, un nuevo trabajo del artista después de mucho tiempo. Todo para festejar este medio siglo de vida musical de Eduardo Falú junto a su instrumento.
Una guitarra inalterable
En la sala de Sadaic, la figura del salteño se mantiene erguida. Semejante a la de aquel adolescente que entró a Buenos Aires por la puerta grande, en la época dorada de Radio el Mundo. "Con el mismo espíritu" dirá Falú.
Pasó mucho tiempo. Aquel camino que se inició entre los cerros de su provincia natal, hoy tiene destino de trotamundos. Junto a su entrañable compañera de jacarandá y ébano, recorrió prestigiosos escenarios. En Francia, Alemania, España y Japón, tiene un auditorio cautivo y es venerado por la crítica especializada.
Sin embargo, mas allá de las incursiones por el exterior, sus canciones quedaron grabadas a fuego en la música nativa. Y su depurada técnica, sumado al talento compositivo, generó los discursos musicales mas notables del folklore argentino.
Esa fusión entre músico popular y solista clásico -que se preocupó por resaltar los colores de su América- le valió un doble reconocimiento; de hombre que muestra su esencia y guitarra de excelencia.
Declaración de principios
El propio Falú se define: "el hombre es hijo de la tierra y de su paisaje. Mi música y mi canto están cumpliendo con esa necesidad, casi instintiva, que alberga mi ser". Esa alquimia, fue la que inspiró a poetas de la talla de Manuel J. Castilla, Jaime Dávalos, César Perdiguero y el propio Borges. "Creo que con Jaime y otros poetas creamos obras que están en la memoria del pueblo. Son versos que han quedado y quedarán por siempre en la música popular", se enorgullece.
Con la misma emoción, el guitarrista señala otra etapa importante en su carrera, surgida a partir de 1965, cuando estrenó junto a Ernesto Sabato el "Romance de la muerte de Juan Lavalle". "Con esa obra llegamos a un público joven, pero todo el mérito lo tiene Sábato. Con 84 años, es un referente importante para las nuevas generaciones, porque siempre fue un crítico certero de la realidad". Después, casi como al pasar, cuenta: "Mi profesión tuvo que ver con la casualidad. Nunca hubiera imaginado este destino para mí. Tenía claro que no me entretenían los oficios que cumplían con los designios de la sociedad común. Eso no era para mí. Siempre me gusto disfrutar de la noche y observar como se quedaban a guitarrear los paisanos hasta la madrugada. Ese mundo me atraía, y creo que fue decisivo para que me terminara volcando por este camino", rememora el músico.
Hundido en recuerdos, casi al borde de la nostalgia, relata: "la primera vez que llegué A Buenos Aires la ví demasiado grande. Pensé que no era para mí, y extrañaba mis cerros. Pero, por otro lado, me fascinaban las avenidas anchas y ese río que parecía un mar".
A Falú no le interesa el balance de ocasión. Prefiere que escuchen su prolífica obra que supera holgadamente las 50 placas grabadas aquí y en el exterior. Allí, se encuentra el verdadero valor de este discípulo de Carlos Guastavino (creador del tema "Se equivocó la paloma").
Luego habla del futuro. De ese nuevo trabajo que recuperará un espacio necesario para su música. "Fueron mas de 10 años alejados del mercado discográfico local y por esa esta edición es más que significativa para mí", señala y los ojos le empiezan a brillar.
"El sueño de mi guitarra" (editado en España en noviembre último y que saldrá a mediados de junio en nuestro país), estará compuesto por 16 temas entre los que se encuentran: "Canción de amor en zapatillas", "Río de tigres", "Tonada del viejo amor", "El jangadero" y "Las golondrinas".
La nueva placa tiene otro ingrediente especial. Lito Vitale acompaña al guitarrista en cinco de los temas que componen esta producción. "Lo convoqué porque es un músico que tiene el don de la improvisación y es uno de los mas talentosos pianistas de nuestra música" elogia quien fuera padrino del grupo Sui Géneris.
"La política no era para mí"
Sin demasiados rodeos declara su amor por el lugar que lo vio nacer y su resquemor hacia la política. "Una vez intenté participar y por suerte me impugnaron. No era para mí, todos luchaban por un puesto y no se acordaban de la gente. Después me di cuenta que el arte es un modo de hacer política. El día que los pueblos sean libres la política será una canción", dice casi recitando.
Al final de la charla, vuelve a quitarle trascendencia a esta celebración que lo tiene como protagonista. Otra vez, con sencillez, asegura: "Este no es el corolario de una vida ni mucho menos. Quiero seguir tocando mientras mis dedos me acompañen. Tengo mucho tiempo por delante. Todavía falta camino chango", concluye. Y se queda con la mirada perdída en el horizonte, imaginando nuevos sonidos para retratar a su tierra.
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