25 años de Pixar: hasta el infinito y más allá
El hogar de Toy Story celebra sus bodas de plata como estudio de animación en plenitud creativa
LOS ANGELES.- Un espíritu de celebración sobrevuela el estreno mundial de Cars 2. La prensa internacional, convocada por Disney en la capital del entretenimiento para conocer más de cerca el último modelo surgido de la fábrica Pixar, sabe que no está rodeada por la rutina de un estreno más. La evidencia incontrastable del festejo, más allá de palabras, menciones y citas, es el cartel que esta vez se agrega antes de la película a la clásica identificación del estudio, esa lámpara de arquitecto utilizada por primera vez en un brillante corto ( Luxo Jr. ) de 1986.
Ese año, Pixar inició como estudio un viaje por el mundo de la animación que desde entonces hasta hoy llegó mucho más lejos en ideas, logros, búsquedas, creatividad y resultados que cualquier otro de sus pares de Hollywood.
Pasó un cuarto de siglo respecto de aquella fecha, y hoy Pixar celebra sus bodas de plata en la plenitud de su creatividad y de un reconocimiento que incluye calidad y cantidad (léase facturación por millones de dólares en la taquilla de los cines y en todos los negocios colaterales, de videojuegos a merchandising).
Ir "hasta el infinito y más allá" supera el carácter de lema o consigna, en este caso formulada por uno de los personajes símbolo del estudio, Buzz Lightyear, estrella de Toy Story. Según el concepto de los creadores de Pixar (algunos de los cuales todavía siguen hoy al frente del estudio), significa "poner todas las herramientas tecnológicas y de diseño que nos proponemos desarrollar al servicio de una gran historia", como señala durante una charla con medios internacionales –LA NACION, entre ellos– Ed Catmull, fundador y actual presidente de Pixar. "Las historias pueden cambiar; los hombres, también. Pero lo que no cambia para nosotros es nuestra aspiración de movilizar al público y conmoverlo con una gran película", agrega, como para que no queden dudas.
La otra fundación
La primera impresión es asociar la fundación de Pixar con el estreno de Toy Story (1995), sobre todo porque se trata del primer largometraje de la historia íntegramente concebido y realizado en términos digitales y con efectos generados por computadora (CGI). Pero la historia comienza en 1986, cuando Steve Jobs, el gran cerebro de Apple, le pagó en febrero de ese año cinco millones de dólares a otro gran innovador, George Lucas, por Graphics Group, un área del departamento informático de Lucasfilm. Ese equipo, rebautizado como Pixar, dejó los cuarteles generales de Lucas en Marin County (San Francisco) para mudarse a Emeryville, otro bello enclave suburbano de la misma ciudad, al que se llega tras atravesar la bahía del mismo nombre y desviarse de la ruta a Oakland.
En Emeryville, un área rebosante de industrias sin chimeneas, talleres de arte y estudios creativos, el mundo Pixar se encuentra en plena expansión. Allí funciona la sede de la compañía, en el solar de una antigua fábrica de hojalata reciclada, con el diseño de un campus universitario. De hecho, junto a los dos espaciados y luminosos edificios en los que trabajan unos 1200 empleados (uno de ellos recién inaugurado y bautizado internamente "Brooklyn") funciona la Pixar University, donde se capacitan los futuros creadores de la mejor animación.
Allí trabaja un equipo encabezado por John Lasseter, Andrew Stanton, Pete Docter, Lee Unkrich y Brad Bird, todos egresados de la Cal Tech y reunidos bajo el techo de una usina animada en la que hoy conforman una suerte de consejo consultivo y creativo. Se dice que uno de los secretos de Pixar consiste en pasar el trabajo diario de elaboración de cada proyecto por el tamiz de este grupo, que aporta ajustes y correcciones permanentes para que el producto adquiera una vez terminado algo parecido a la perfección.
La primera contribución de Pixar a la evolución del cine animado fue, como lo indica su origen, tecnológica. De esa fundación "invisible" (porque la fecha precisa, el 3 de febrero de 1986, es relativizada a partir de una mención puramente anual) surgieron cortos iniciales con la firma de Lasseter como Tin Toy, primer antecedente de lo que sería Toy Story. Según cuenta el realizador en el comentario de la edición DVD del corto, allí se trabajó por primera vez con una computadora en la movilidad de brazos, piernas y animación facial. Tampoco se conocía hasta allí la posibilidad de dar vida y movimiento a los juguetes.
"Antes de Toy Story –recuerda Lasseter, en diálogo con LA NACION–no éramos más que una compañía tecnológica dedicada a la animación, conducida por un pequeño grupo de investigadores. Después de Toy Story y sólo allí nos convertimos en un estudio de animación. Nos llevó 10 años hacer nuestra primera película y otros 10 hacer una película por año, tal como quería Steve Jobs."
La historia entera de Pixar podría reconstruirse a partir de un puñado de cifras asombrosas: de cómo, por ejemplo, esos cinco millones originales pagados por Jobs se multiplicaron astronómicamente cuando Disney decidió adquirir Pixar, en 2006, por un valor equivalente a 7400 millones de dólares en acciones, o cómo sus 11 largometrajes previos a Cars 2 facturaron casi 6900 millones de dólares, de los cuales algo más de 1000 corresponden a Toy Story 3, una de las cumbres de este cuarto de siglo creativo. En el medio, aparecen innumerables reconocimientos, como los 14 Oscar que se lucen en una vidriera contigua al hall de entrada del edificio principal de Emeryville, junto a una de las rampas que conduce a las oficinas superiores, a las que se accede en cómodos monopatines.
El secreto de su éxito
¿Cuál es la clave de Pixar? ¿Cómo llegaron a concebir y producirse allí tantas obras reconocidas en las que se equilibran calidad y reconocimiento masivo? Tal vez una primera explicación pase por el hecho de que las producciones del estudio promueven el interés de los chicos y, al mismo tiempo, hacen que sus propios padres vean reflejados allí el espíritu genuino de lo que vivieron siendo niños. Nadie llegó tan lejos al unir entretenimiento y vuelo poético (Up!), exploración innovadora (WALL-E), originalidad (Los Increíbles, Ratatouille) y profundidad, además de una asombrosa superación técnica y de diseño en cada nuevo film.
Cars se aparta del molde y apela a otro costado de la producción de Pixar, que al fin y al cabo también juega en el campeonato de máxima elite del entretenimiento mundial. Las asombrosas cifras de merchandising emanadas de ese mundo sobre ruedas (más de 8000 millones de dólares) tienen su correspondencia en la primera respuesta al estreno globalizado de Cars 2. En la taquilla mundial, casi 216 millones de dólares recaudados durante los primeros 15 días desde su estreno. En la Argentina, 145.432 espectadores acumulados (según los reportes de Ultracine), tras un primer lanzamiento a fines de junio en Santa Fe y Córdoba, y el estreno del último jueves en el resto del país. Anteayer, con 60.000 espectadores, Cars 2 duplicó a Transformers.
El futuro vislumbra la primera película de época (Brave), ambientada en el mundo céltico y con una heroína escocesa llamada Merida, una vuelta de tuerca que parece marcar la evolución del mundo de las princesas que tan bien supo explotar Disney. Y después llegará la primera precuela, en este caso Monsters University, con los personajes de Monsters, Inc. De los orígenes al futuro, Pixar sigue su camino de búsquedas. Hasta el infinito... y más allá.
EN NÚMEROS
- Lleva 25 años como estudio de animación
- Produjo 12 largometrajes y 22 cortos
- Toy Story 3 es el título más exitoso: 1.064.404.880 dólares recaudados en todo el mundo
- En 1986, Steve Jobs pagó 5 millones de dólares para que Pixar se independizara de Lucasfilm
- En 2006, Disney pagó 7400 millones de dólares en acciones para adquirir Pixar
- Tiene alrededor de 1200 empleados
- Cada película de Pixar demora entre 4 y 5 años para realizarse
- Ganó 14 Oscar (incluidos los cortometrajes), con 51 nominaciones en total
- La recaudación global de los 12 largometrajes de Pixar suma al día de hoy casi 6900 millones de dólares
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