Allegro
Mucha acción
La escasa sintonía de Schönberg para con el cine
La música del cine sonoro surgió a partir de los aportes esenciales y fundacionales de algunos compositores europeos que se radicaron en Estados Unidos, mayormente por las persecuciones desatadas por el ascenso del nazismo el poder. Entre aquellos adelantados estuvieron Wolfgang Erich Korngold, Max Steiner, Franz Waxman y Miklós Rózsa. En los 30, todos ellos, más otros nativos como Bernard Herrmann, trabajaban a tiempo completo habida cuenta de la demanda creciente que estaba viviendo la industria del cine. En ese contexto, cuando Arnold Schönberg, en el otoño de 1934, se estableció en la costa oeste de Estados Unidos, los empresarios pensaron en él aún cuando todos sabían quién era Schönberg, qué características tenía su música y conocían de sobra las posturas irreductibles de sus planteos artísticos. Si bien la empresa era dificultosa, Irving Thalberg decidió que el intento bien valía la pena. El gran realizador neoyorquino, para muchos, el primer gran productor de la historia del cine, había decidido hacer una película sobre The good earth, la novela que le había valido el Premio Pulitzer a Pearl S. Buck. Sin arredrarse y con las mejores intenciones, Thalberg se reunió con Schönberg. Le explicó el proyecto y, ante el poco interés del compositor, trató de entusiasmarlo con la descripción de una escena: "Piense en esto e imagine la música. Se desata una tormenta tremenda, un campo de trigo es sacudido por los vientos y, de repente, la tierra comienza a temblar. En el medio del terremoto, O Lan da a luz a su hijo". La respuesta de Schönberg casi que podía ser intuida: "Con tanta acción al mismo tiempo, ¿para qué necesita música?" Obvio, nadie más lo intentó y así fue que Schönberg nunca dejó algo de su música para un film de Hollywood.
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