El jueves se estrenará "Millones", del director de "Trainspotting". Boyle y la danza de la fortuna
El guionista Frank Cottrell Boyce adelantó detalles de un film "moderno y espiritual"
"¡Mi Buenos Aires querido!", responde con voz eufórica en el atardecer londinense Frank Cottrell Boyce, del otro lado del teléfono. "Es que antes de su llamado estaba escuchando en mi I Pod esa canción tan bonita por Carlos Gardel", dice a LA NACION uno de los más reconocidos autores para el cine del Reino Unido, guionista de buena parte de la obra de Michael Winterbottom (de "Bienvenidos a Sarajevo" a "Código 46" y la celebrada "Manchester 1970-1990, la fiesta interminable"), de films de considerable repercusión como "Hilary y Jackie" y ahora responsable del mismo cometido para la más reciente película de Danny Boyle, "Millones", cuyo estreno local anuncia Distribution Company para el próximo jueves.
En el film, una fábula contemporánea narrada desde una mirada infantil en la que se cruzan elementos de la realidad y de la fantasía, el ecléctico director de "La playa", "Trainspotting" y "Exterminio" encontró una coincidencia clave con el autor. "A mí siempre me gustaron las historias sobre la gente que encuentra de repente un paquete enorme de dinero y Danny se había ocupado de algo así en «Tumba a ras de la tierra». ¿Se acuerda? Pero en vez de mostrar a gente que empieza a matarse entre sí por el dinero, que es la manera más fácil de llegar al tema, nadie se había interesado hasta aquí en instalar esa situación en el mundo infantil", dice Boyce.
En efecto, el film se asoma a la vida de dos hermanos, Anthony (nueve años) y Damian (siete), poco después de la muerte de su madre, en un suburbio de clase media de Manchester y en la época en que el Reino Unido está a punto de entrar en la zona del euro. Cuando el más pequeño encuentra, casi literalmente caído del cielo, un bolso con 265.000 libras que deben ser cambiadas en apenas cinco días, comienza a preguntarse cómo utilizar ese dinero de la mejor manera sin consultar a su padre y sí, en cambio, a algunos santos a los que invoca y se le aparecen para aconsejarlo.
"¿Cómo apareció esta cosa de los santos en el guión y en la película? Mire, en la historia, la madre muere y el chico tiene todo el derecho de pensar que está en el cielo, que es un ángel, rodeado por los santos", explica Boyce, para quien el diccionario de la santidad ya está "totalmente escrito", pero abre a la vez posibilidades asombrosas de exploración en el cine.
"Yo no sé qué ocurre con todo esto en la Argentina, pero aquí en Inglaterra todo esto se ha olvidado por completo, a nadie parece interesarle. Yo no estaba seguro de asomarme a este mundo, pero Danny llegó con una visión luminosa que terminó convenciéndome", explica el autor.
Boyce dice que no le fue complicado escribir el guión ("Soy católico y padre de siete hijos. Imagínese", señala entre risas), pero sí le costó mucho, junto a Boyle, convencer a los ejecutivos de la industria fílmica de Gran Bretaña de apoyar este proyecto.
"Esta película tiene una mirada espiritual muy clara. Tal vez menos de parte de Danny, pero en lo que a mí respecta está bien reflejada en la historia. La gente de los estudios me decía que estaba loco y quería saber, por sobre todo, si los protagonistas tenían algún tipo de problema psicológico. Lo que para mí era perfectamente normal a ellos les parecía extraño", destaca.
Pero más curioso y atractivo todavía resultó, para Boyce, todo el proceso de casting que culminó con la elección de Alexander Natan Etel y Lewis Owen McGibbon para personificar a los hermanos Damian y Anthony.
"Antes de empezar el casting, yo estaba convencido de que todo ese procedimiento sería muy divertido. Tengo chicos de esa edad y me causa mucha gracia escucharlos decir cosas de grandes sin saber de qué están hablando", describe el autor.
Pero lo que arrancó como una broma resultó ser muy diferente. "Fue muy interesante comprobar que los chicos de hoy son mucho más conscientes y tienen más idea de lo que significa manejar dinero de lo que le pasaba a nuestra generación. La película adquirió así un tono más maduro y complejo del que habíamos imaginado. Para mí fue algo estimulante y bastante deprimente al mismo tiempo", concluye.
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