Cine nacional: el INCAA, en primera persona
Liliana Mazure habla sobre la política, la financiación de proyectos y el futuro del organismo que encabeza
Liliana Mazure vive un fin de año en consonancia con una actividad sin descanso a lo largo de los últimos doce meses. A punto de viajar a Río de Janeiro para el encuentro anual de Ibermedia, el fondo de fomento iberoamericano de producciones audiovisuales, la presidenta del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) recibe casi con el tiempo justo a La Nacion.
Contra el reloj también será el calendario que la espera a su regreso: el Festival de Cine Europeo presentado en persona por Thierry Fremaux (director artístico de Cannes), el tercer encuentro Ventana Sur y un importante encuentro previsto para el 6 de diciembre -al que asistiría la Presidenta-, en el que habrá novedades relacionadas con el cine argentino en el exterior y el papel de las distribuidoras internacionales (ver aparte).
-¿Qué espera para esta tercera Ventana Sur?
-Lo que más me gusta es ver al cine latinoamericano reunido en un solo lugar. Los distribuidores que van a traer sus películas, este año unas 470, saben que Ventana Sur es un excelente lugar para ser elegidas y representar a sus países en los festivales más importantes del mundo. Por eso van a venir aquí casi todos los programadores de esos festivales top. Por otra parte, a propósito de los festivales, sabemos que están hoy en discusión. Vimos que Toronto es el que mejor funciona en la actualidad y, en definitiva, es un mercado. Estamos trayendo a Ventana Sur el 95 por ciento de la producción latinoamericana.
–Ventana Sur llega pocos días después de que un decreto publicado en el Boletín Oficial derogó una disposición que establecía para el Incaa límites precisos a la hora de gastar.
–El Incaa es un ente autárquico y, por lo tanto, teníamos que arreglarnos con nuestra recaudación. No podíamos recibir dinero del Tesoro. Logramos modificar esta situación porque estamos entrando en el fomento de la producción televisiva, de Internet y videojuegos. Teníamos allí un problema, porque no queríamos tocar el dinero que va para el cine. Tanto Ventana Sur como Incaa TV se financian con partidas extra destinadas específicamente para este cometido.
–¿No teme que, de esta manera, el Incaa quede todavía más expuesto frente a quienes observan con una lupa el modo en el que se gastan los dineros públicos?
–No veo por qué. Nosotros rendimos cuentas ante ocho instituciones cada mes y cada año. La exposición no existe en la medida en que se hacen las cosas bien, pensando también en todas las posibilidades que se están abriendo para la producción y exhibición en todo el sector audiovisual.
–¿En qué estado se encuentra todo este plan de estímulos a la producción televisiva, del cual surgieron varias ficciones que están hoy en el aire?
–Hacemos todo a través de los comités y los jurados. Y aunque quisiera, yo no podría ver todos los proyectos. Ingresaron para los primeros concursos de TV 1154 proyectos y, en la segunda etapa, estamos superando las 3000 presentaciones. Todo funciona igual por el lado del cine, con 800 proyectos anuales. Los comités están integrados por gente muy prestigiosa, de sólidos antecedentes. Recuerdo que cuestionaron en su momento el de Juan y Eva, y fue elegido por un comité integrado por Pablo Bossi, Daniel Burman, Graciela Maglie, Jerry Zottola y Gustavo Garzón, representantes de todos los sectores. Y para TV hubo 92 jurados en nueve concursos diferentes. Nombres como Mauricio Kartun, Mario Segade, Marcelo Camaño. La televisión en pleno.
–¿Está satisfecha con los resultados de las primeras ficciones promovidas por el Incaa que hoy pueden verse en TV abierta?
–Estamos haciendo un balance y estudiando a fondo el tema. Por un lado, trabajamos en una auditoría de costos, y por otro, nos queda la sensación de que tuvieron muy buen rating canales como el 9, que hasta ahora no tenían ficciones, lo que generó un buen hábito entre la gente. Lo que no vamos a repetir es lo que pasó este año: se estrenaron muchos programas casi al mismo tiempo y, a veces, no se sabe bien si lo que se ve el martes es un segundo capítulo de lo visto el lunes o algo nuevo. El segundo concurso, con el que cubriremos todo 2012, tendrá estrenos más espaciados y, quizás, una misma ficción con más de un capítulo en la misma semana. También me preguntaron mucho sobre la temática.
–Historias sociales muy aleccionadoras y pedagógicas, por un lado. Y con fuerte carga ideológica, en sintonía con la manera de pensar del Gobierno, por el otro.
–Me preguntaron bastante sobre ese tema. Nosotros no condicionamos de ninguna manera la temática de esas ficciones. Insisto en un dato: hubo 1145 proyectos presentados de todo el país. Y por lo general, se trataba de proyectos que estaban en los cajones de los canales y las productoras, sin posibilidades de financiación. Ahora, la temática va a ser mucho más variada y lo bueno es que estas producciones aportan un nuevo lenguaje, que no es cinematográfico y tampoco de la tradición televisiva. Es otra manera de expresarse.
–Incaa TV ya está presente en los circuitos de exhibición televisiva. ¿Qué puede decir acerca de esta señal?
–Que es fantástico. Tiene cinco millones de espectadores potenciales que cuentan con las antenas de la televisión digital terrestre y otros tres millones y medio a través de los cables. Y eso que aún no cumplió un año. Esperamos poder ofrecerlo en 2012 por Internet, así tal cual, y también llevarlo a la alta definición. Este canal surgió casi a pedido de la Presidenta, que me llamó una noche y me lo pidió "para mañana". No es fácil llevarlo adelante, porque nos dedicamos a fiscalizar y controlar, no a hacer un canal de 24 horas de TV. Tenemos 500 películas, 300 de ellas remasterizadas y esperamos adquirir por paquetes los derechos de 2900 títulos elegidos por un grupo de curadores. No es fácil, porque los derechos pertenecen a no más de 15 personas. Trataremos de adquirirlos por paquete.
–Volviendo al cine, este año el Incaa hizo ruido al anunciar fuertes aranceles para evitar que algunos estrenos extranjeros acaparen la cartelera e impidan otros lanzamientos. Sin embargo, en los últimos tiempos, reapareció el tema por las aparentes limitaciones que tuvo el estreno de Las Acacias el mismo día en que Amanecer, de la saga Crepúsculo, se lanzó con más de 200 copias.
–Con los aranceles no hay problemas. La distribuidora de Crepúsculo pagó 250.000 pesos para disponer de esa cantidad de copias. Y en cuanto al cine argentino, este año se estrenaron 101 títulos en salas comerciales y todos lo hicieron en las mejores condiciones. El problema es complejo, porque cada director mira sólo su obra y se concentra en la Capital y el Gran Buenos Aires, pero nadie manda sus películas al interior, donde está el 50 por ciento del mercado. Creemos que a fin de año ya saldrá la licitación que haremos con Arsat para digitalizar 150 salas, empezando por los 50 espacios Incaa. De esa manera, las películas podrán enviarse por satélite, en vez de hacer viajar las latas.
Moreno y los distribuidores
"Sí, es cierto que cuando llegó les pidió a todos que se pusieran de pie, pero la reunión fue amable y productiva", dice Mazure, sobre el encuentro que mantuvo el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, con los directivos locales de las distribuidoras internacionales de cine. "Entre las majors y los exhibidores multipantalla se concentra el 80 por ciento del mercado, lo que quiere decir que una cifra equivalente de la recaudación total se va fuera del país. Aquella reunión con Moreno apuntó a algo que nos interesa mucho. Las distribuidoras deben equilibrar sus costos, y como manejan mercados que nos interesan [EE.UU., México, Brasil] queremos que salgan a distribuir internacionalmente cine nacional. Vamos a hacer una ronda de negocios con producciones nacionales cuyos derechos de exhibición no están vendidos para que las cinco majors elijan sí o sí algunos títulos. La Cancillería se sumará con una campaña similar a la del vino y la carne, en este caso para ver cine argentino en el exterior."
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