Cobra impulso la idea de rebajar las entradas de cine
Un precio razonable, dicen, sería $ 5
Los distribuidores, exhibidores y productores de películas todavía no salen de su asombro. Las cifras definitivas de la promoción "Vamos al cine", con entradas a dos pesos en las salas de todo el país durante el jueves y el viernes últimos, superaron los pronósticos más entusiastas y reabren una vieja polémica respecto de cuál debe ser el costo de este entretenimiento en un mercado como el argentino.
En esas 48 horas "mágicas" para el negocio se vendieron 551.000 entradas contra 53.000 del mismo período de la semana previa. En términos de dinero, la diferencia también fue contundente: 1.106.000 pesos de recaudación contra los 290.000 que habían quedado en las boleterías con los precios normales. Así, en dos días laborables y con un sol a pleno, en medio de una de las crisis económicas más fuertes y del mal humor generalizado, se superaron todos los récords existentes. "Hay gente que nos decía que hacía 10 años que no venía al cine", confesaban ayer los dueños de las salas. Si bien se trató de una iniciativa restringida a sólo dos jornadas y sostenida por una importante campaña publicitaria, la promoción motorizada por la secretaría de Cultura de la Nación y por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) entusiasmó especialmente a los sectores que desde hace cuatro años vienen proponiendo una drástica reducción en el valor de la entrada.
Diego Lerner, responsable para América latina de Buena Vista International (del grupo Disney), fue el impulsor a fines de 1997 de una rebaja del 50 por ciento en las entradas para films como "La sirenita" y "Avión presidencial", pero su proyecto fue resistido por la gran mayoría del empresariado local y no tuvo un efecto masivo. Hoy, el ejecutivo redobla su apuesta y asegura que "con las espectaculares cifras del jueves y viernes quedó demostrado que en un país como la Argentina, donde la inmensa mayoría de la gente gana menos de 700 pesos, la entrada tiene que costar dos pesos. Si yo fuera dueño de cines, bajaría los precios inmediatamente".
Para Lerner, el modelo para la Argentina debe ser el mercado mexicano, donde el boleto cuesta menos de dos dólares y un éxito de taquilla congrega a entre 7 y 10 millones de espectadores. Aquí, en cambio, un gran suceso nacional como "El hijo de la novia" o "Nueve reinas" es visto, con suerte, por 1.500.000 personas. "En la Argentina -agrega Lerner- funcionan ahora muchas salas confortables, se ofrecen productos de calidad tanto nacionales como extranjeros, y existe un público ávido por el cine. Por eso, con estas cifras sobre la mesa, todos los sectores de la industria debemos tener un diálogo maduro y reformular el negocio, apuntando a la baja del costo de la entrada por segmentos socioeconómicos y sectores geográficos. La gente tiene que recuperar el hábito por el cine, porque este sector del entretenimiento debe ser masivo, no restringido a la clase media-alta y alta, como ahora."
Cifras que no cierran
El costo promedio de la entrada en la Argentina es de 5,50 pesos con picos de ocho en algunas salas urbanas y precios bastante más bajos en el interior. Por eso, en Bahía Blanca, donde todos los complejos cobran habitualmente tres pesos, la promoción "Vamos al cine" no tuvo demasiado éxito, ya que la reducción no resultó tan importante como en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, donde el fenómeno sí tuvo dimensiones muy importantes.
La Argentina es unos de los países con mayor costo relativo (precio de la entrada respecto de los ingresos de la población) y, por eso, incluso en una buena temporada como la de 2000, se vendieron casi 34 millones de entradas, lo que indica que cada persona concurre en promedio menos de una vez por año a las salas. Esa proporción es mucho mayor en el resto del mundo: según datos publicados en el European Cinema Journal, en Estados Unidos cada habitante concurre en promedio 5,5 veces por año, en Europa, 2,3 veces, y en Japón (el país más caro con un promedio de 9 dólares por entrada), 1,3 veces. Si bien en algunas ciudades de alto estándar de vida, como Nueva York, Los Angeles, Londres o Tokio, los precios superan los 10 dólares, los costos generales de cada país son iguales o incluso menores que en la Argentina. En los Estados Unidos, el valor promedio es de 5,50 dólares (el mismo que en nuestro país), pero el poder adquisitivo es mucho más alto. Se sabe que una familia tipo norteamericana de cuatro integrantes gasta entre entradas y snacks 38,90 dólares cada vez que se acerca a alguna de las 37.000 pantallas que funcionan en ese territorio.
Pero el aumento del precio de las entradas en Estados Unidos tiene además una justificación concreta: el costo promedio de producir y lanzar cada film por parte de los siete grandes estudios de Hollywood creció hasta los 82,1 millones de dólares (54,8 millones por la realización y 27,3 millones por la promoción). En Europa el valor general del ticket es todavía más bajo y con importantes descuentos para las primeras funciones, para menores de edad, estudiantes, jubilados y hasta para los desocupados.
Abiertos al diálogo
LA NACION consultó también a importantes distribuidores argentinos, que se mostraron muy conformes respecto de los resultados de Vamos al Cine, coincidieron en la necesidad de rediscutir el precio de las entradas, pero mantienen reservas respecto de la posibilidad de que el negocio resulte redituable a dos pesos por boleto. Para Luis La Valle, titular de la empresa Eurocine, que este año estrenó films como "Lo que ellas quieren", "Pan y tulipanes" y "Ladrones de medio pelo", "los números no cierran con la entrada a dos pesos, porque entre lo que le corresponde al exhibidor y los impuestos, a nosotros nos quedarían 40 centavos, mientras que los costos de derechos, copias y publicidad siguen siendo muy altos".
Cabe indicar que, tras varios años de crecimiento en el negocio del cine, en esta temporada se registrará una caída superior al 10 por ciento en la facturación global, con el agregado de que la carga impositiva para el boleto se extendió del 10 al 21 por ciento.
Los primeros en reaccionar frente al éxito de "Vamos al cine" fueron los dueños de las salas de la alicaída calle Lavalle (Atlas, Monumental, Ocean y Normandie), que decidieron fijar en 4,50 pesos el precio para todos los días y horarios. Sin embargo, Lerner aseguró que "esa iniciativa no tendrá un impacto importante si no se bajan las entradas a dos pesos: es como darle una aspirina a alguien que se está muriendo". La Valle también es escéptico respecto de los resultados, ya que -asegura- "esa zona ha sufrido mucho con la apertura de complejos en el conurbano y ha perdido al público de clase media-baja". Para el empresario, "es hora de que hagamos un estudio serio y tomemos medidas integrales". Más allá de las promesas de José Miguel Onaindia, director del Incaa, de repetir próximamente la exitosa iniciativa, la tarea para los funcionarios públicos y los empresarios privados parece más ardua: encontrarse para plantear criterios, zanjar diferencias, planificar proyectos comunes y aprovechar la conmovedora manifestación de las 551.000 personas que, con su presencia, siguen demostrando su interés (su amor) por el cine, siempre y cuando se le ofrezcan precios razonables.
Cifras
- 551.000
Entradas vendidas
es el saldo oficial de la propuesta "Vamos al cine". En el mismo período de la semana previa se vendieron sólo 53.000.
- 1.106.000
Fue la recaudación en pesos
contra los 290.000 que habían quedado en las boleterías con los precios habituales.
- $ 5,50
Es el costo promedio
de los boletos en el país, con picos de hasta ocho pesos en algunas salas urbanas y precios bastante más bajos en el interior.
- 34.000.000
Es la cantidad de entradas
que se vendieron en la Argentina durante el año último. Nuestro país es uno de los que tienen las entradas más caras en relación con el ingreso promedio de la población.
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