Continuación más ambiciosa y confusa
"X-Men 2" ("X2", Estados Unidos/2003). Dirección: Bryan Singer. Con Patrick Stewart, Hugh Jackman, Ian McKellen, Halle Berry, Famke Janssen, James Marsden, Rebecca Romijn-Stamos, Brian Cox, Alan Cumming, Bruce Davison y Anna Paquin. Guión: Michael Dougherty y Dan Harris. Música: John Ottman. Fotografía: Newton Thomas Sigel. Efectos visuales: Michael Fink. Edición: John Ottman. Diseño de producción: Guy Hendrix Dyas. Presentada por Twentieth Century Fox. Duración: 132 minutos. Apta para todo público.
Nuestra opinión: buena
Esta segunda entrega de la saga cinematográfica basada en los populares personajes mutantes de la historieta creada hace cuatro décadas por Stan Lee para la Marvel es más ambiciosa, espectacular y confusa que el exitoso film original también dirigido por Bryan Singer hace tres años.
En la secuencia inicial hay un fallido atentado para asesinar al mismísimo presidente estadounidense en plena Casa Blanca. Nightcrawler (Alan Cumming), un mutante capaz de teletransportarse de un lugar a otro, queda a centímetros del primer mandatario, pero finalmente es interceptado. La acción resulta la excusa perfecta para que William Stryker (Brian Cox), un siniestro y poderoso ex comandante del ejército y a la vez científico que realiza experimentos secretos con mutantes, lidere un movimiento tendiente a exterminarlos del planeta.
Amenazados, los mutantes -seres "diferentes" y en muchos sentidos discriminados por sus capacidades especiales que los ubican un escalón por encima de los humanos en la cadena evolutiva- deciden unirse más allá de sus diferencias para enfrentar a un enemigo mayor y más peligroso como Stryker, que obtiene el apoyo gubernamental para su sanguinaria campaña.
Así, en "X-Men 2" se produce una impensada (y en muchos sentidos improbable) alianza estratégica entre los dos líderes mutantes que se habían enfrentado con odio en la primera película: Charles Xavier (Patrick Stewart), el telépata más poderoso del mundo que resulta un patriarca en la línea del profesor Dumbledore de "Harry Potter" o el de Gandalf del "El señor de los anillos"; y el temible Magneto (Ian McKellen), una suerte de Hannibal Lecter cuya capacidad reside en poder manipular cualquier metal.
Las tropas de Stryker atacan la escuela para jóvenes superdotados en la que Xavier entrena y cultiva a los nuevos X-Men, pero varios de ellos escapan, generándose así una de las principales novedades de esta nueva entrega de la saga: la incorporación de una segunda camada de superhéroes que se suman a los ya conocidos Wolverine (Hugh Jackman), Storm (Halle Berry), Jean Grey (Famke Janssen), Cyclops (James Marsden), Rogue (Anna Paquin) y Mystique (Rebecca Romijn-Stamos).
Digno entretenimiento
La aparición de esta nueva generación de jóvenes mutantes (todos ellos atractivos y con sorprendentes habilidades) le asegura a esta secuela una gran empatía con el público adolescente -principal target de esta producción- aunque la proliferación de personajes y los vericuetos argumentales de la trama tornan algo confuso su seguimiento y, especialmente en la segunda mitad, el interés se resiente bastante.
Sin embargo, la imaginería visual y la capacidad narrativa de un director como Synger ("Los sospechosos de siempre") y la espectacularidad que en términos de efectos visuales y de maquillaje permite una inversión de 100 millones de dólares como ésta hacen de "X-Men 2" un digno entretenimiento de algo más de dos horas a pura acción.