Darle felicidad a la gente

He visto buena parte de las comedias locales y creo que salvo algunas excepciones –que sería poco elegante mencionar– suelen ser desparejas, porque parten de una gran idea y luego naufragan en su desarrollo. Otras veces son productos que apuntan directamente a la taquilla apoyándose sólo en el cómico que las protagoniza. Estoy convencido de que la comedia –en todas sus variantes– es un género al que el público responde agradecido. Ocurre en todo el mundo. Lo han demostrado en su más alto nivel y distintas épocas, las obras de Billy Wilder, Frank Capra, Mario Monicelli, René Clair o Charles Chaplin. Sí es evidente cierta subestimación de la crítica y en general el menosprecio de los festivales internacionales, que no incluyen en sus palmares obras de este género, por no valorarlo debidamente. Y me gustaría volver a hacerlas... si humildemente me da la inspiración. A pesar de la consideración generalizada de que es un género menor, es muy difícil de abordar, demanda un timing preciso y una realización brillante. Y reivindica algo maravilloso del cine: darle felicidad a la gente.

Dirigió No toquen a la nena, Un argentino en Nueva York, Papá es un ídolo y Esa maldita costilla .

Juan José Jusid