De fino zapatero a carnicero feroz
NUEVA YORK.- Definitivamente, Daniel Day-Lewis no es una "estrella" como cualquier otra. Cuando Martin Scorsese lo quiso ubicar para ofrecerle un papel en "Pandillas de Nueva York", Day-Lewis estaba trabajando como zapatero en Florencia, Italia, y poco le agradaba la idea de volver frente a las cámaras.
Pese a ser considerado uno de los actores más talentosos de su generación, Day-Lewis, de 46 años, se alejó de la actuación después de hacer "El boxeador", en 1997. A Scorsese, con quien ya había trabajado en "La edad de la inocencia" (1993), le costó bastante convencerlo de personificar a Bill, "el Carnicero", el villano de la película.
"Sólo actúo cuando tengo la necesidad interna de hacerlo, una suerte de compulsión que me asegura que es el momento de interpretar a otra persona. Me parecería irresponsable hacerlo cuando no siento esa obligación interna", dijo a LA NACION el actor británico a quien todo el mundo en Hollywood ya ve como un nombre seguro para una candidatura al Oscar de este año.
"Me alejé de esto porque creo que lo que hago cuando no actúo me resulta mucho más útil después para cuando vuelvo a actuar; hace mi interpretación más realista, le da mayor profundidad que si hubiera estado pasando de una película a otra -apuntó Day-Lewis, envuelto en un multicolorido sweater de lana tejido por él mismo-. Para mí, actuar es estar dando siempre algo de mí y no podría estar haciéndolo todo el tiempo. Necesito salir, ver el mundo, llenarme de experiencias para volver a actuar correctamente."
Nacido en Londres, Day-Lewis estudió actuación en la escuela Old Vic de Bristol y durante varios años participó en la prestigiosa Royal Shakespeare Company. Sin embargo, hoy asegura que no sabe si su futuro está en este métier. "Volví porque Martin me lo pidió, pero no sé si lo haré de nuevo o cuándo volveré a actuar. Hoy hay otras cosas que quiero hacer en mi vida", señaló Day-Lewis, que está casado con la actriz Rebecca Miller, hija del escritor Arthur Miller ("un hombre que me inspira a vivir la vida a pleno").
Se conocieron cuando Day-Lewis fue a casa de Miller para preparar su papel de John Proctor en "El crucifijo" (1996). Hoy tienen dos hijos (él tiene uno anterior de su romance con la actriz francesa Isabelle Adjani), con quienes vive en Europa, principalmente en Irlanda. La relación que lo une a este país es muy fuerte: después de participar en la aclamada "En el nombre del padre" (1993), donde interpretó a Gerry Conlon, un hombre erróneamente encarcelado de ser miembro del IRA, Day-Lewis se convirtió en un icono de la lucha por Irlanda del Norte y le fue otorgada la ciudadanía irlandesa. Irónicamente, esta vez, en "Pandillas de Nueva York" le tocó ser un inglés en el Nuevo Mundo que detesta a los inmigrantes irlandeses que llegan a Estados Unidos escapando de la gran hambruna de 1845.
"La cantidad de detalles a los que hubo que prestar atención fue enorme. Me asombró cómo Martin pudo recrear todo ese contexto a la perfección; es un verdadero privilegio poder trabajar a su lado", afirmó Day-Lewis, que encuentra las películas de Scorsese fascinantes por "esa extraña mezcla de violencia, arte y humor". "Tal vez por eso me gusta tanto también la música de Eminem", resaltó refiriéndose al rapero blanco que es sensación en estos momentos. No, definitivamente Daniel Day-Lewis no es una "estrella" de cine como cualquier otra.
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