Star Wars: de regreso a las galaxias
Rodeado de misterio y hermetismo, llega a las salas este jueves El despertar de la fuerza, séptimo episodio de la famosa saga espacial, dirigido por J. J. Abrams y de cuyo argumento apenas se conocen algunos detalles
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CIUDAD DE MÉXICO.- ¿Cuántas veces se puede ver a Harrison Ford ser Han Solo junto a Peter Mayhew como Chewbacca y diciendo aquello de "Chewie, estamos en casa" y que la piel se vuelva a erizar? Aparentemente el número estaría entre infinitas e infinitas al cuadrado. La pantalla repite el retazo de escena y los ojos, aunque uno no quiera, se fijan ahí, en la pose de los personajes, en la sonrisa torcida de Solo, en el Millennium Falcon, hasta que la imagen vuelve a comenzar. Alguien dice "esta noche soñarán con esa escena". Otro asiente, pero la vista sigue clavada en la pantalla. En volver a ver lo que ya se vio mucho, pero sigue maravillando, atrapando. Aunque hayan pasado casi cuarenta años desde que los personajes nacieron. Aunque el mundo haya cambiado varias veces desde que George Lucas unió su pasión por las películas de samuráis, por el cine de Akira Kurosawa y por el cómic y la serie Flash Gordon, entre otras influencias, para crear algo distinto. Algo inolvidable y que ya hizo soñar a dos generaciones con planetas helados, desiertos con dos lunas, una legión de honorables caballeros y una cantina en la que no se les sirve a androides, pero un pirata galáctico puede resolver una rencilla a los tiros.
Una saga que sobrevivió a todas las épocas, a los fallidos de su propio alma "pater" y que en pocos días invadirá el planeta con una contundencia que Darth Vader y los suyos envidiarían.
El jueves llegará a las salas Star Wars: Episodio VII-El despertar de la fuerza. La espera se terminará por fin y la intriga sobre la trama de la película que sus productores guardaron detrás de un escudo protector digno de la Estrella de la Muerte será revelada. Y así millones saldrán del cine riendo, llorando, queriendo verla de nuevo, esperando que esa noche, Han Solo, Chewie y el Millennium Falcon los visiten en sus sueños. Y si todo eso ocurre será, en gran medida, gracias a la habilidad de Kathleen Kennedy, presidente de Lucasfilm y productora de El despertar de la fuerza, de convertir un rotundo no en un resonante sí.
"Él me hace caso en todo lo que le digo", dice Kennedy y ni por un segundo aguanta la risa. El es J. J. Abrams, director del nuevo film, el candidato considerado ideal por todos los involucrados que cuando se pusieron de acuerdo en convocarlo para el trabajo se encontraron con un pequeño problema.
"Fue interesante porque cuando nos juntamos a charlar, y conozco a J. J. hace mucho tiempo, me di cuenta de que había algo que no sabía sobre él. Que era un fanático enorme de Star Wars. Un fan rabioso. Él ama la saga con locura, creció con ella, fue una de las razones por las que quiso entrar en el negocio del cine y fue por eso mismo que dijo que no porque sintió que era demasiada responsabilidad.
El peso de un legado
Pero cuando empezamos a hablar de los personajes y a rememorar el sentimiento que le evocaban y cómo podría transmitirse eso a una nueva generación, la oportunidad que tendría en ser parte de crear la historia que continuaría el legado, se fue entusiasmando cada vez más. Luego empezamos a explorar esta idea de que entre la nueva generación a la que presentaremos Star Wars iba a haber nenes y nenas de 7 u 8 años que se preguntarían ¿Quién es Luke Skywalker? Porque no tendrían que saber necesariamente demasiado sobre él. La idea de que podíamos crear una historia que contestara esa pregunta, lo atrapó. Así pasó del no al sí", explica Keneddy que durante muchos años fue la productora de Steven Spielberg. Trabajó con él en casi todos sus proyectos desde E.T. y hasta lo utilizó como su as bajo la manga cuando Abrams seguía insistiendo con el maldito no.
"J. J. y Steven son muy amigos. Steven fue un increíble mentor para él. De hecho, cuando estaba tratando de convencer a J. J. de que hiciera esto Steven me ayudó mucho. Se portó genial. Un día levantó el teléfono y le dijo: "¿Estás bromeando? Tenés que hacer esto. No te lo pierdas", revela la productora. Entre la presión de su admirado Spielberg y el trabajo de preparación que ya habían iniciado Kennedy y Lucas, parece que al director de las últimas Star Trek no lequedó demasiado espacio para sostener el rechazo inicial.
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"Una de las primeras cosas de las que me habló George al pasarme el mando fue el proyecto de retomar la saga con una nueva trilogía. El fue el primero en preguntarles a Carrie (Fisher), Mark (Hamill) y Harrison (Ford) qué pensaban sobre continuar con la saga. Él los convenció. Todos se emocionaron y se abrumaron al mismo tiempo. Si no hubieran aceptado supongo que habríamos podido crear una nueva historia que no los incluyera pero no creo que hubiera sido una transición tan poderosa sin ellos", explica la productora y no es difícil imaginar que sin la princesa Leia, el elusivo Luke Skywalker (¿en qué lugar de la galaxia se habrá metido?) y el indeleble Han Solo, la fiebre Star Wars no tendría la intensidad que está alcanzando por estos días. Una omnipresencia mediática sin detalles, o casi sin detalles, sobre la trama que, se sabe, transcurre treinta años después del final de los hechos vistos en El regreso del Jedi. Una gran incógnita que no impide que tanta gente vuelva a revisar la saga original, pregunte a conocidos y no tanto si es obligatorio ver los Episodios I, II y III, se enganche con las series animadas dedicadas al mismo universo narrativo o que se emocione cuando ve la décima remera con la estampa de un casco de un stormtrooper en el local de ropa de su barrio.
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