Desventuras de Shrek y Fiona en la corte real
"Shrek 2" (Idem, EE.UU./2004). Dirección: Andrew Adamson, Kelly Asbury y Conrad Vernon. Guión: Andrew Adamson, Joe Stillman, J. David Stem y David N. Weiss, basado en el libro de William Steig y en la historia de Andrew Adamson. Música: Harry Gregson-Williams. Presentada por United International Pictures. Duración: 91 minutos. Apta para todo público.
Nuestra opinión: buena
Cuando en 2001 llegó a la pantalla grande la primera parte de "Shrek", el público infantil y juvenil de todo el mundo se volcó masivamente a seguir las aventuras y desventuras de ese ogro verde y bondadoso que deseaba ser feliz en su pobre choza con la naturaleza a su alrededor y la amistad de los animales del bosque como únicos sustentos de su existencia. Pero el destino le tenía reservada una sorpresa al cálido protagonista: el amor, que para él era una quimera, prendió en su corazón y fue nada menos que una princesa, la bella Fiona, la que halló el eco de sus sentimientos.
Como en todo cuento de hadas, el idilio se transformó en casamiento y Shrek y Fiona, ya matrimonio, hallaron su felicidad en esa zona pantanosa que el marido había elegido como hogar. Esta segunda parte encuentra a la pareja en su destartalada vivienda cuando de pronto los padres de Fiona, reyes de Un Lugar muy Lejano, país en el que un apuesto príncipe y una bruja malvada tratarán de romper la felicidad de ambos, invitan al matrimonio a un baile real para que los habitantes del lugar conozcan a los felices desposados. Shrek se resiste al convite, ya que sabe que su aspecto casi monstruoso les causará rechazo a sus suegros y a todos sus familiares, pero los ruegos de Fiona pueden más que la negativa de Shrek y allá van los dos, acompañados por un burro travieso, audaz y compinche de las aventuras y desventuras del flamante marido, para presentarse en sociedad.
Fiona, cuyo aspecto físico se metamorfoseó con el de su esposo, y ese Shrek siempre dispuesto a la bondad no son bien recibidos por los reyes, que deseaban para su hija un hombre digno de la nobleza y dotado de belleza física. El matrimonio es humillado, sometido a la burla de quienes lo rodean y obligado a esconderse de miradas inquisidoras. Pero, como toda fábula que se precie, la justicia y el castigo a los malvados sobresalen en esta aventura de Fiona y de Shrek. Ellos sólo procuran ser felices, a pesar de los malignos designios del hada, de los artilugios del Gato con Botas, un exterminador de ogros dispuesto a cumplir con su mandato, y de todo un pueblo que imaginaba una boda real con mayor pompa y menos inquina hacia el flamante matrimonio.
Si la primera parte de esta producción se destacaba por su imaginación y por su ternura, esta continuación ya no contiene el factor sorpresa que apasionaba en su antecesora ni cuenta con la intención arrobadora de su anterior anécdota. Pero la labor directriz de Andrew Adamson, Lelly Asbury y Conrad Vernon se encargó de que las problematizadas andanzas de Shrek y de su flamante mujer no decayeran dentro de un entorno familiar en el que los protagonistas deberán luchar contra las envidias, la traición y la malevolencia. Así, y apoyada por una impecable tecnología, por una música de pegadiza melodía y por unas atractivas canciones, la continuación de esta saga no defraudará a los seguidores del buen ogro que, seguramente, seguirá apareciendo en la pantalla cinematográfica con nuevas aventuras. Si los espectadores se deciden a elegir la versión subtitulada del film, encontrarán en ella las voces de Mike Myers, Eddie Murphy, Antonio Banderas, Cameron Diaz, Julie Andrews y John Cleese, quienes animan a los personajes centrales de la fábula y constituyen, seguramente, un plato fuerte para enriquecer el film. Si, en cambio, se deciden por el doblaje en español, perderán esa muy buena oportunidad. Pero más allá de esta elección del público, "Shrek" queda, en esta continuación, como un agradable pasatiempo, a veces muy forzado en la pintura localista de sus protagonistas, pero siempre dispuesto a regocijar a quienes se acerquen a ese ogro y a su entorno en una entretenida batalla del mal contra el bien que se ancla en un "happy end" que da lugar a la sonrisa y a la reflexión.
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