Estreno. El "sueño americano" en tiempos de Bush
Es el tema de "En buena compañía"
"El centro temático del film es el engreimiento y la obsesión con el yo, mostrar que esas emociones constituyen el núcleo de nuestra cultura", dijo hace poco el director norteamericano Paul Weitz a propósito de su más reciente film, "American Dreamz", en declaraciones a The New York Times reproducidas por LA NACION el sábado 15 del actual.
Este film próximo a estrenarse, como se ha dicho, es una sátira sobre los tiempos de George W. Bush y la guerra de Irak, pero también -en palabras del propio realizador- es una exploración en torno de la realización del sueño americano, cuestión que también se encuentra en el corazón de "En buena compañía", comedia dramática que Weitz realizó antes de "American Dreamz" y cuyo estreno en la Argentina Alfa Films anuncia para pasado mañana.
El film fue el primer trabajo conjunto entre Weitz y Dennis Quaid, que en "American Dreamz" encarna a un presidente norteamericano caracterizado por su torpeza. "En buena compañía", en tanto, trae nuevamente a la pantalla local a Quaid en la piel de Dan Foreman, ejecutivo de ventas de una exitosa revista deportiva norteamericana que acaba de llegar a los cincuenta años enterándose, por un lado, que la publicación acaba de ser adquirida por una gigantesca corporación -lo cual abre interrogantes respecto del futuro laboral de sus integrantes- y, por otro, que será padre por tercera vez luego de criar dos hijas que ya superaron la adolescencia.
"No creo que haya arriesgado nada interpretando a un personaje que representa mi verdadera edad. Yo ni siquiera llamaría elección al hecho de aceptar un buen papel, pero sí admito que soy del tipo de personas a las que tienen que arrastrar y obligar para hacer cambios en su vida", reconoció Quaid, en declaraciones a los servicios periodísticos de The New York Times, antes del estreno de la película en los cines norteamericanos, en diciembre último. La resistencia al cambio de un hombre acostumbrado a un modo de vivir y de trabajar asoma inequívoca en el personaje de Quaid cuando la reestructuración empresarial que afecta al medio en el que trabaja culmina en la designación de un nuevo jefe de ventas (Topher Grace, una de las figuras que se dio a conocer en la serie "That 70 show"), que tiene apenas 26 años, un mandato muy concreto para hacer cirugía mayor (léase despidos masivos) en la firma y, como si todo fuera poco, se convierte en el objeto de deseo de la hija mayor del veterano ejecutivo (Scarlett Johansson).
En el caso de Quaid, la necesidad de acomodarse a los cambios que exhibe su personaje de "En buena compañía" tiene también que ver con su historia personal reciente, al menos la que se inició cuando, cinco años atrás, decidió separarse de Meg Ryan luego de un largo tiempo de convivencia matrimonial. También dejó atrás, para ser valorado hoy como uno de los actores más convocados para representar papeles de hombres íntegros, duros y comprensivos a la vez, una larga batalla contra su adicción a la cocaína, de la que dice haber salido airoso.
Weitz, en tanto, reconoció que su encuentro inicial con Quaid abrió más de un interrogante. "Su comportamiento inicial conmigo había sido un poco áspero y yo no estaba seguro, al principio, de si realmente no le caía bien. Primero me sentí algo intimidado porque lo primero que me dijo era que sólo se sentía cómodo con directores de carácter fuerte, y yo no soy así. Luego me di cuenta de que su expectativa pasaba, simplemente, por ser dirigido, y en esta película, que en el fondo es una comedia, debía decirles a los actores que no se comportaran como comediantes", reconoció el director en una entrevista con la BBC.
Weitz, además, no ocultó su satisfacción por el hecho de que una película que cuestiona explícitamente cierta actitud empresarial de marginar a empleados de buen rendimiento cuando llegan a cierta edad, como consecuencia de la tendencia a las fusiones y asociaciones que se ha hecho costumbre en el mundo de los negocios.
"Hay mucha gente en Estados Unidos -señaló el realizador- que atraviesa la situación del personaje de Dennis Quaid y me da la impresión de que el cine norteamericano no le prestó la atención adecuada al tema. Sí lo hicieron, por ejemplo, los franceses, con una película que me gustó mucho y se llama «El empleo del tiempo». Los ejecutivos de Hollywood creen que el mundo del trabajo es muy aburrido para ser mostrado en una película. Tal vez lo que hice haya contribuido para cambiar las cosas."
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