Entre el amor y la desconfianza
Sexo, mentiras y espionaje en Duplicidad, la nueva película de Tony Gilroy, con Julia Roberts y Clive Owen
Duplicidad (Duplicity, EE.UU./2009, color; hablada en inglés). Dirección y guión: Tony Gilroy. Con Julia Roberts, Clive Owen, Tom Wilkinson, Paul Giamatti, Kathleen Chalfant, Denis O´Hare, Tom McCarthy. Fotografía: Robert Elswit. Música: James Newton Howard. Edición: John Gilroy. Presentada por UIP. Duración: 125 minutos. Calificación: apta para todo público.
Nuestra opinión: buena
Desde el título, esta segunda película de Tony Gilroy anuncia su doble naturaleza. Es, por un lado, un film de espionaje (en este caso, no entre potencias políticas sino entre gigantescas corporaciones que compiten por ganar el mercado con sus nuevos productos) y por otro, una comedia romántica de esas en que él y ella andan siempre entre desconfianzas y reconciliaciones. Con el agravante de que Claire (Julia Roberts) y Ray (Clive Owen) están educados en el engaño, la sospecha y el fraude; ambos han sido agentes (una de la CIA, el otro del M16) y han cambiado el negocio del espionaje internacional por el mucho más rentable y menos riesgoso de la actividad privada. Creer en el prójimo no es para ninguno de los dos una conducta habitual. Y en ese mundo de codicia exacerbada y escasas reglas éticas que han elegido como terreno de acción (la secuencia de títulos informa hasta qué punto ha llegado la competencia entre corporaciones rivales), se mueven como peces en el agua.
Como corresponde a los antecedentes de Tony Gilroy (además de haber dirigido Michael Clayton es el autor de los guiones de la aplaudida serie de Bourne), Duplicidad trabaja sobre personajes que se esconden detrás de tantas máscaras y cambian tantas veces de rostro que nunca se sabe cuál es el verdadero. Y por supuesto, tampoco se sabe nunca si el amor que a cada rato se declaran mutuamente los protagonistas es real o si sólo responde a las necesidades del doble juego de duplicidades tan laboriosamente desarrollado por el realizador. Porque los dos, claro, tienen licencia para seducir.
Y como ese estado de sospecha continuo también comprende al espectador, conviene no abundar en detalles sobre la historia. Digamos que en su etapa de espionaje político, Claire y Ray se conocen en Dubai y son víctimas de un flechazo que no es sino el primer round de un combate que tendrá infinitas vueltas para mostrar que el amor es incompatible con la desconfianza.
En un (probablemente excesivo) alarde de inteligencia, Gilroy las desarrolla en innumerables idas y venidas en el tiempo y en la geografía (Roma, Nueva York, Cleveland, Ginebra, Zürich, Miami?) y con tantas complicaciones y tal economía de datos que no resulta sencillo seguir el hilo, aunque así y todo, haya tensión y diversión.
Que el juego lo jueguen Julia Roberts y Clive Owen (secundados por un plantel de buenos actores entre los que sólo desafina un poco la sobreactuación de Paul Giamatti) es una gran ventaja para el film: son ellos los que guían la acción e inducen a seguirla aunque no se sepa muy bien si habrá al final un remate tan genial como para que haya valido la pena esforzarse tanto para entender qué estaba pasando.
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