Fresco de la historia argentina reciente
"I love you... Torito" (Argentina/2001). Dirección: Edmund Valladares. Con Erika de Boero, Paco Ortega, Fausto Collado, Nino Mato, Vita Escardó y otros. Narración: Víctor Laplace. Guión, diseño de vestuario y coordinación general: Cecilia Polimei. Fotografía: Pablo Valenzuela. Montaje: Sergio Zóttola. Música: María de Angeles. Presentada por Cinema Film. Duración: 90 minutos. Calificación: sólo apta para mayores de 13 años.
Nuestra opinión: buena.
Artista plástico de reconocida trayectoria internacional, Edmund Valladares se acercó casi tímidamente al cine en 1962 con "Carriego" y "Homero Manzi", dos cortometrajes que pusieron de manifiesto su pasión por lo porteño y sus incipientes condiciones de realizador.
Seis años después, Valladares decidió lanzarse al largometraje y, tras innumerables meses de investigación y de paciencia logró estrenar "Nosotros los monos", un film testimonial de gran hondura dramática que refleja los meandros más oscuros del mundo del boxeo. A pesar de continuar denodadamente con su obra pictórica, Valladares nunca se alejó del todo del cine y, tras un par de intentos no concluidos, decidió retornar a ese mundo para él tan obsesivo y oscuro: el boxeo.
Así nació "I love you... Torito", un film que gira en torno de la vida privada y la carrera deportiva de Justo Suárez, uno de los más populares boxeadores argentinos. La idea de esta producción, según Valladares, nació y creció a partir de una escultura de bronce de cinco toneladas realizada por él, inspirada en un cuento de Julio Cortázar e instalada frente al Museo de Bellas Artes.
Como en "Nosotros los monos", esta nueva producción se va entretejiendo a través de escenas de ficción, noticieros y fotografías de la época y recuerdos entrañables acerca de ese muchacho soñador que, nacido en Mataderos, tuvo su momento de esplendor boxístico, conoció el aplauso y la gloria y murió, solo y olvidado, en un hospital público.
La senda de la nostalgia
Pero la idea de Valladares es, aquí, más abarcativa, ya que el relato entreteje el devenir del Torito de Mataderos con la dramática historia social y política de la Argentina, a partir de la década del treinta, y de la mano de los triunfos y de los fracasos de Justo Suárez, desarrolla un amplio pantallazo de un país enredado entre el fraude, los golpes militares, la inmigración, la pobreza y las riquezas acumuladas por unos pocos en contra de la simpleza del trabajo cotidiano.
Para Valladares, sin embargo, esta propuesta no colmó sus exigencias y añadió al paralelismo entre la existencia de Justo Suárez y las ciclotímicas circunstancias de nuestra realidad escenas de sainetes de la época, que intentan apuntalar lo que la pantalla resalta con indudable fuerza.
Estos fragmentos sainetescos son, posiblemente, los medios más apropiados para que el film pierda algo de su enorme vigor y de su gran originalidad. Pero Valladares es, fundamentalmente, un hombre que hace de las figuras y de los colores el ideario de sus puestas en escena. Y así, con una cámara inquieta, con un nervioso montaje, con una apropiada música y con una inteligente visión de luces y encuadres, hace de "I love you... Torito", un film distinto, atípico en cuanto a su realización y subyugante en su propósito de encaminar un relato del que subyase la nostalgia por una Argentina perdida en el humo del tiempo y recrea la problematizada vida de aquel Torito de Mataderos que, como muchos de los mitos populares, murió pobre y alejado de las luces y de los aplausos.
Si bien el elenco muestra algunos altibajos, ellos son compensados con todos los rubros técnicos más el exacto texto narrado por Víctor Laplace, y con este entramado imaginativo, Valladares, maestro de la pintura, retorna con vigor a su trayectoria de cineasta.