Hablemos de amor: conflictos muy teatrales
Hablemos de amor (Dobbiamo parlare, Italia, 2015) / Dirección: Sergio Rubini / Guion: Sergio Rubini, Carla Cavalluzzi, Diego Da Silva / Fotografía: Vincenzo Carpineta / Edición: Giogiò Franchini / Elenco: Fabrizio Ventivoglio, Maria Pia Calzone, Isabella Ragonese, Sergio Rubini / Duración: 101 minutos / Distribuidora: SBP / Calificación: apta para mayores de 13 años / Nuestra opinión: regular
Sergio Rubini, veterano actor, escritor y director italiano, incursiona en un cine de cámara que combina drama y comedia para contar los conflictos de dos parejas confinadas durante una noche al espacio claustrofóbico de un departamento en el centro de Roma. Una cena interrumpida, una charla que desenmascara mentiras y silencios, una mirada menos amarga que calculadamente irónica sobre el amor. Lo mismo que ya habían hecho Ingmar Bergman en La pasión de Anna (1969), Woody Allen en Maridos y esposas (1992), y Roman Polanski en Un dios salvaje (2011), con distintas búsquedas que iban de las variaciones cromáticas al uso intempestivo de la cámara en mano, de la brutalidad discursiva al desgarro interior, aquí nunca puede despegar de las obviedades del texto ni de su evidente impronta teatral.
Los reproches por dinero, las descubiertas infidelidades, los sueños postergados y la resignación que impone el tiempo compartido son retratados por Rubini sin complejidad alguna más allá del griterío y los constantes movimientos de los personajes en escena. Que el humor se acerque al grotesco y no a la pedantería rescata a la película del cinismo, pero la limita a una serie de intercambios que requerían algo más que la eficiencia verbal de los actores. El juego de los peces como narradores queda apenas en una anécdota, y allí donde la película podría haber hallado cierta distinción pierde la oportunidad.
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