Impecable y polémica
Black Book - El libro negro ( Zwartboek , Holanda-Bélgica-Gran Bretaña-Alemania/2006). Dirección: Paul Verhoeven. Con Carice van Houten, Sebastian Koch, Thom Hoffman, Halina Reijn y Waldemar Kobus. Guión: Gerard Soeteman y Paul Verhoeven. Fotografía: Karl Walter Lindenlaub. Música: Anne Dudley. Edición: Job ter Burg y James Herbert. Diseño de producción: Wilbert Van Dorp. Producción hablada en holandés, alemán, inglés y hebreo con subtítulos en castellano y presentada por Pachamama Cine. Duración: 145 minutos. Apta para mayores de 16 años.
Nuestra opinión: muy buena
El holandés Paul Verhoeven es un gran narrador, un virtuoso de la puesta en escena y, al mismo tiempo, un director desconcertante e incómodo por su permanente apuesta a la provocación, por la dificultad que presenta su cine para una lectura unívoca y tranquilizadora.
En su regreso a Europa tras una larga carrera en los Estados Unidos (con grandes éxitos como RoboCop, Bajos instintos y El vengador del futuro ), Verhoeven consolida y amplifica aquí ambas facetas de su filmografía: por un lado, construye una notable épica de tono, look y estructura old-fashioned , a la usanza del Hollywood clásico, con una excelente incursión en los distintos géneros populares (desde el cine bélico al romántico, pasando por el thriller político, las historias de espías y agentes secretos, el film de aventuras y, claro, su marca de fábrica, que es el erotismo); por el otro, propone una película contradictoria, políticamente incorrecta, cuestionadora, pesimista, alejada por completo de las convenciones y preconceptos a los que, supuestamente, debe adscribir toda película ambientada durante el Holocausto.
Basada muy libremente en hechos reales, Black Book ( El libro negro ) está ambientada durante y poco después del período de ocupación nazi y narra la historia de una joven cantante judía (notable trabajo de la bella, talentosa y polifacética Carice van Houten, una suerte de nueva Greta Garbo en Mata Hari ) que sobrevive de manera clandestina y apelando a cualquier recurso a su alcance, que se incorpora a la resistencia holandesa a fines de 1944 y que seduce a (y luego se enamora de) un alto oficial de la Gestapo (Sebastian Koch, el dramaturgo de La vida de los otros ) para introducirse en los altos mandos alemanes.
Notablemente filmada tanto en sus escenas intimistas como en sus espectaculares secuencias de acción o con movimientos de masas, la película -a pesar incluso de algún que otro esquematismo en ciertas resoluciones- jamás se resiente durante sus impecables 145 minutos de duración.
Más allá de la inevitable polémica que desatará (como ya lo hizo en el exterior) por sus posturas éticas y morales alejadas del subrayado biempensante en la línea de La lista de Schindler , por su pintura de personajes tan ricos como contradictorios (el jerarca nazi es, casi, un galán salido de un clásico romántico, mientras que los líderes de la resistencia son torpes e ineficaces), por su exposición de cuestiones riesgosas como las perversiones y las traiciones, y, especialmente, por su mirada despiadada, visceral y desencantada de las miserias de una sociedad holandesa dominada por el antisemitismo y por el revanchismo durante aquella época infame.
Así, entre una apuesta ideológica muy controvertida y un ejercicio de estilo y narración de enorme jerarquía, Black Book (El libro negro) surge como un gran espectáculo que, además, deja mucho material para un encarnizado debate intelectual a la salida.