Los cascos blancos: el heroísmo en medio de la tragedia
El film sobre los rescatistas de esa organización en Siria está nominado al Oscar a Mejor Corto Documental y ya se puede ver por Netflix
TORONTO -. "Hacer películas como esta te da fe en la humanidad. El hecho de que en lugares como Aleppo, bombardeados cientos de veces cada semana, haya gente profundamente buena, héroes de la vida real, haciendo el trabajo más valiente que podrías imaginar; si eso no te da esperanza y fe en los seres humanos no sé qué te la daría”.
Así resume Orlando Von Einsiedel lo que significó para él realizar el documental Los cascos blancos, centrado en el trabajo que los rescatistas de esa organización hacen en Siria. El film de 40 minutos de duración, producido por Netflix y ya disponible en esa plataforma, está nominado al Oscar como Mejor Cortometraje Documental.
Durante el último festival de Toronto, Von Einsiedel y la productora Joanna Natasegara, la misma dupla que realizó el aclamado documental Virunga, hablaron con La Nación sobre cómo consiguieron las impactantes imágenes de los rescates en Siria y la importancia de contar las historias de estos héroes de la vida real.
–¿Cómo financiaron y organizaron el rodaje?
Joanna Natasegara: –La financiación fue dichosamente fácil porque Netflix encargó el proyecto. Esa parte estuvo bien, pero la producción en sí fue más complicada. Siria es el lugar más peligroso del mundo para los periodistas en este momento y el riesgo era demasiado alto para que nuestro equipo fuera allí. No necesito contarte cuántos periodistas fueron asesinados allá. Así que decidimos no ir pero tuvimos la oportunidad de trabajar en colaboración con los Cascos Blancos, cuyos equipos filman cada rescate con cámaras que llevan en sus cascos o incluso con otras más grandes, para documentar su trabajo y llevar un registro de todo. Fue una bendición tener la posibilidad de filmar el entrenamiento que hacen en el sur de Turquía y mezclar eso con las imágenes tan viscerales que ellos tomaron en los rescates y las de algunos camarógrafos sirios que tuvieron acceso que ningún otro periodista tuvo.
–¿Cómo eligieron a las personas en las que centrar el documental?
Von Einsiedel: –Estuvimos durante cinco semanas con 30 personas y creo que podríamos haber elegido a cualquiera de ellos y las historias hubieran sido muy similares. Todos son gente común, panaderos, carpinteros, algunos son bomberos. Elegimos a esos tres hombres porque trabajan juntos, participaron del rescate del bebé Mahmud (del que se habla en el film) y son de Aleppo, que es la ciudad de Siria más conocida. Francamente, no podríamos haber elegido mejor porque son hombres muy amables, cálidos y humildes.
–Es sorprenderte escuchar a los rescatistas hablar sobre lo que hacen como si fuera algo simple, ¿qué otra cosa les sorprendió de estos hombres y su trabajo?
Natasegara: –La motivación de ellos es su fe. Rezan cinco veces al día. El lema de los Cascos Blancos, “Salvar a una vida es salvar a toda la humanidad”, proviene del Corán. Fue un telón de fondo muy significativo para el tiempo que pasamos con ellos y nos dio una gran perspectiva sobre su trabajo.
Von Einsiedel: –A mí también me sorprendió que después de pasar cinco años de guerra y a pesar de que sufrieron muchísimo estrés psicológico todavía tenían un fuego de esperanza en su interior que nos pareció inmensamente inspirador. Te cuestionás si serías igual después de experimentar todo eso.
–¿Cuánto cambió el documental, en términos de estructura y de narración, entre lo que habían planeado y cuando llegaron allá?
Von Einsiedel: –Creo que no teníamos una idea real de cuánta violencia hay en Siria. Por supuesto que durante mucho tiempo estuvimos viendo en las noticias lo que pasaba allí y se veía muy violento. Pero, aún cuando estaban fuera de Siria, en Turquía, estos hombres recibían todos los días llamados de sus colegas que les contaban, por ejemplo, que ese día hubo 200 bombardeos en una sola ciudad. Eso nos desconcertó completamente y nos conmovió mucho. Resulta imposible imaginarse por lo que pasan a diario estas personas.
–¿Por qué eligieron que ellos contaran sus historias mirando directamente a la cámara, sin mediadores?
Von Einsiedel: –Son las historias de ellos. Creo que cuando alguien mira al lente de la cámara los espectadores sienten que los están mirando a ellos. Es como si te estuvieran hablando a vos y es una conexión poderosa. Lo ves en películas como las de Erroll Morris, que fue un pionero en esa técnica. A mi me funciona muy bien cuando veo films así. Las historias de estos hombres son tan fuertes que no deberían estar interpretadas a través de un director sino contándoselas directamente al público.
–¿Por qué decidieron esta duración para Los Cascos Blancos y no hacerlo más extenso?
Natasegara: –Lo discutimos mucho. La historia es tan urgente y el material que teníamos era tan interesante que yo quería que hiciéramos algo más largo. Pero Orlando quería que fuera corto y tenía razón porque el tema es tan urgente y queríamos estrenar este año. Cuando filmamos en enero de 2016 no teníamos idea de todo lo que iba a pasar en Aleppo en el curso de los meses siguientes y que ahora es más relevante aún.
–¿Qué sueñan que pase con este documental?
Von Einsiedel: –Un par de cosas. Las historias sobre Siria están dominadas por los temas de EI, el terrorismo y la crisis de los refugiados. Por supuesto que estas son cuestiones importantes pero la historia que se pierde es lo que sucede con los millones de civiles que están ahí y son bombardeados todos los días por Assad y sus aliados. Nos gustaría que las personas que se sientan conmovidas o inspiradas por los Cascos Blancos compartan la historia de ellos y también que, si puedan, hagan donaciones a la organización.
–¿Qué tan difícil fue encontrar un equilibrio entre mostrar lo verdaderamente espantoso que es lo que está sucediendo en Siria sin explotarlo?
Von Einsiedel: –En ese sentido nuestro trabajo fue hecho fácil por estos hombres que se levantan todos los días y arriesgan sus vidas. Ciento cuarenta de ellos murieron haciendo su trabajo pero, a la vez, salvaron a más de 60.000 personas en dos años. Ese es un mensaje tan inspirador que se propaga a pesar de toda la tristeza y el horror de la situación en Siria.
Más leídas de Cine
Animación para toda la familia. Un gato con suerte es una modesta y efectiva propuesta sobre el valor de las segundas oportunidades
Potencia y precisión. Guerra civil: un inquietante escenario futurista que hoy está lejos de ser visto solo como ficción
Con Gianni Di Gregorio y Stefania Sandrelli. Nunca es tarde para amar: costumbrismo, absurdo y “juventud acumulada” para una notable comedia italiana