Opinión. Los recuerdos viajan a 33 rpm
Es inevitable que Días de vinilo nos remita a Alta fidelidad . El amor por el disco, la melancolía por el tiempo en que ese objeto era el boleto para escuchar nuestra música y ese código compartido por todos los que tienen una respuesta más precisa a la pregunta "¿qué música te gusta?", es una característica que sobrevuela ambos films.
Días ... se cubre de historias de amistad y de amor, de fidelidades y de engaños, y de sueños e inseguridades. A cada paso, en boca de sus protagonistas, en canciones que suenan para comprender mejor algunas historias, lo que se distingue es la música, una música, la de un tiempo que hoy parece tan lejano como las Frenys de Pumper Nic. Se trata de la música heredada, transmitida con conocimientos y experiencia de generación en generación.
"You're My Best Friend", de Queen ( Una noche en la ópera ) es el primer tema que suena en la película. Acto seguido deviene la revelación: los cuatro amigos, a punto de largar para siempre la infancia, reciben del cielo -de un balcón ¡bah!- una pila de discos de vinilo que los marcará para el resto de sus días. Synchronicity , de The Police, y Face Value , de Phil Collins, llegan hasta la vereda junto a otros discos.
Podrán cambiar de pareja, de trabajo o de look, pero si hay algo que estos amigos no podrán modificar es su amor por los días de romanticismo musical. Seguirán apreciando las disquerías, los vinilos y las largas charlas sobre música; compararán sus dichas y sus desgracias con las de sus ídolos e, incluso, estarán signados por ellos: un fanático de The Beatles y fundador de una banda tributo a los Fab Four intentará reprimir sus emociones para no enamorarse de una descendiente de japoneses. No vaya ser cosa que la historia se repita...
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