Mauricio Kagel, en su propias palabras y música
El título, Süden , el documental acerca del músico argentino-alemán Mauricio Kagel tiene al menos tres posibles interpretaciones. La primera, que es el título de una de las muchas obras del compositor; la segunda, que esa palabra, precisamente en alemán, significa "sur", y la tercera tiene que ver con esa misma palabra pero sin la diéresis, que la convierte en una posible orden dada por un jefe que trata de persuadir a sus hombres a que trabajen hasta quedar exhaustos. Cualquiera de ellas está muy relacionada con la obra de Gastón Solnicki, programada por el Malba (Figueroa Alcorta 3415) todos los viernes y sábados de enero, a las 22 (entradas a $ 10).
Vanguardia
Kagel nació en Buenos Aires en 1931, y beneficiado por una beca, en 1957 se radicó en Colonia, donde murió en septiembre último. En medio siglo compuso más de un centenar de obras de diversos géneros, en especial el "teatro instrumental", asociado al neodadaísmo, al que él mismo dio forma. Discípulo de Teodoro Fuchs y Juan Carlos Paz, integró la Agrupación Nueva Música y en la década del 60, como parte de la segunda generación de compositores de Darmstadt, se consagró a nivel internacional. Ha dirigido, además, una veintena de películas (algunas pueden verse en www.ubu.com/film/kagel.html ).
En 2006, Kagel volvió a la Argentina por última vez, como protagonista absoluto de un homenaje producido por el Centro de Experimentación del Colón. Durante una semana, el maestro trabajó con el Ensamble Süden, un grupo de jóvenes músicos a los que, tal como lo muestra Solnicki, el músico quería transmitir su entusiasmo.
Es muy bueno que el cine documental argentino comience 2009 con una obra como Süden , independiente en un ciento por ciento, rigurosa en cuanto a propuesta, virtudes por las que logró sobresalir en su primera presentación en el último Bafici. Solnicki observa a Kagel, y lo muestra a partir de sus dichos y gestos a la hora de dirigir al grupo durante un corto ensayo. El debutante seduce con fragmentos de obras que incluso consiguen cautivar a los que no se interesan por la música contemporánea. La película no es otra cosa que el registro de un ensayo, apasionante (como todo ensayo), en especial uno como éste, con una presencia tan vital y trascendente como la del mismo Kagel, vital como se lo vio en el escenario del mismo Colón, cuando todavía funcionaba y, por lo visto, se apostaba a la experimentación.